Bokabulario

Asesinos rojos en Cataluña

Lo reconozco: cada vez que oigo hablar a algún progre o algún compañero de viaje del Imperio Progre del genocidio franquista, me cabreo. He aquí por qué. Leed la reseña de un libro publicado en Cataluña.

(Las obras de los defensores de la legalidad.)

Las patrullas de la CNT-FAI estaban en manos de un hombre sin escrúpulos, Aurelio Fernández, secretario general de la Junta de Seguretat Interior de la Generalitat, y de José Asens, Manuel Escorza, Dionís Eroles y Silví Torrent, jefe de la checa de Sant Elies. La sede de los maristas, en Francia, alarmada por las noticias de los asesinatos de miembros de su orden en España comenzó a hacer gestiones en los consulados de Barcelona y entre consellers de la Generalitat. Al final, fueron remitidos a Aurelio Fernández. Mir documenta el encuentro, en el café Tostadero, de la plaza Universitat, donde se pacta la entrega de 200.000 francos a cambio de la inmunidad y salida de España de los maristas que habían salvado la vida.

La cita –dice Mir– era en el puerto, donde les esperaba un barco, fletado por Francia, que les debía llevar a Marsella. Los maristas, confiados, abandonaron sus escondites y se dirigieron el barco. Sólo tenían que dar la contraseña pactada, «Asunto Ordaz», para que les dejaran pasar. Iban a una ratonera. Les desembarcaron, les metieron en dos autobuses y les llevaron a Sant Elies. Allí, Aurelio Fernández, dirigiéndose a los patrulleros, les felicitó: «¡Buena caza, compañeros. Os felicitamos. Cómo os divertiréis con estos conejitos. Que tengáis buena puntería!». Aquella misma noche mataron a 46 religiosos en Montcada.

¿Qué hicieron los anarquistas con los 200.000 francos? Según Mir, que cita el diario de José Asens, fueron entregados a Josep Tarradellas, conseller de Finances. En la declaración del 27 de octubre de 1936 ante el juez, el dirigente anarquista Joan García Oliver testimonia que fue a pedir a Tarradellas cinco mil francos para el Comité de Milicias y que Tarradellas le dijo: «Ten los cinco mil francos. Todavía están calientes, porque pertenecen al paquete de miles de francos que acaba de entregarme Aurelio, procedentes del intercambio por la libertad de maristas». Asens, en su diario, asegura que después Tarradellas les entregó 100.000 francos para comprar armas en Suiza y 200.000 más para meter en una cuenta bancaria a nombre de la Conselleria de Finances. Asens partió en un Buick a Suiza. Un accidente llamó la atención de la policía, que los detuvo de inmediato. Desde el calabozo, Asens logró enviar un mensaje –enrollado en una patata– para que detuvieran en Barcelona al director de Hispano-Suiza, Braget, y a cuantos suizos pudieran. La orden se cumplió de inmediato y las autoridades suizas, asustadas por la suerte de sus ciudadanos, lo liberaron. Las armas llegaron a Barcelona camufladas en cajas de verduras.

Mir insinúa que, al acabar la guerra, Tarradellas se sirvió de la cuenta de Suiza para reagrupar a Esquerra Republicana. Vigilado por los maristas, delegó en testaferros las idas a Ginebra.


EL MITO DE LA MATANZA DE BADAJOZ

Un libro muy recomendable.

CODA: Acabo de leer al Mariscal Zhukov en el blog de Santigo González:

Creo sinceramente, queridos amigos, que el debate sobre las víctimas del pasado queda ya obsoleto. Hablemos de las del futuro.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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