Al paso que lleva Zapatero acaba manifestando al lado de los independentistas catalanes el próximo día 10 y lanzando improperios contra España, su Constitución y sus tribunales. Porque no es mucho menor que ese el auténtico disparate de pretender que a través de trampas se consiga meter por la puerta de atrás lo que el Constitucional ha dejado fuera . Que sea el presidente del Gobierno quien cabildee con el de Cataluña esa vergonzosa artimaña y que los dos compartan siglas socialistas aunque más que partidos hermanos parezcan hermanos partidos . Por la mitad.
Resulta también toda una prueba de cinismo o de esquizofrenia, porque uno ya no sabe si encima se lo creen, que mientras Zapatero clame por todos los lados, que el Tribunal no ha tocado apenas un comita y dos letritas, Montilla se rasgue las vestiduras y se arroje ceniza por la cabeza dando grandes alaridos de dolor por lo que supone según el un destrozo y un recorte brutales. O miente el uno o miente el otro. O tal vez mientan los dos.
Lo único que parece cierto es que el presidente del Gobierno de España parece mucho más interesado en algún calculo electoral y personalista que en defender como era su deber y obligación , tanto las sentencias como las instituciones del Estado. Es incomprensible que parezca estar pidiendo perdón al nacionalismo porque quien es competente para ello haya sentenciado que solo hay una Nación, que se llama España y que la soberanía reside en el conjunto del pueblo español y no se reparte en cachitos. A lo que se ve y parece, Zapatero sigue sin tener claro el asunto y vuelve por las rodadas. Hacer trampas al Constitucional y hacernos trampas a todos. Lo que ahora pasa es que ya ha jugado así demasiadas veces como para seguir engañándonos a todos.