La Marea de Pérez Henares

La «liberación» de España

¿Se imaginan ustedes a Pajín cantando eso de “soy español, español, español”?. No. En primer lugar porque lo políticamente correcto se lo impide y tendrá que decir “somos españolas y españoles” con lo cual se pierde hasta el compás. Pero es más. Es que varias generaciones han vivido, hemos vivido con la vergüenza de España en el subconsciente colectivo. Un día el franquismo secuestró a la palabra, a la patria y a la bandera y la democracia en vez de liberarla la trató como a una cautiva mancillada a la a la que se percibía como algo manchado para siempre por aquel pecado. La izquierda, hasta esta que presume de joven pero que permanece aherrojada a los más viejos rencores, ha tenido mucho que ver en ello.

Lo sucedido ha sido fútbol, no es nada más que fútbol. Pero ha sido el desencadenante, lo fue ya en la Eurocopa, de un sentimiento reprimido durante decenios. El sentimiento de pertenencia, el orgullo por ser nosotros mismos es lo que han desatado esos jóvenes deportistas tranquilos, risueños, sanos y nobles (Y hasta tiernamente enamorados como no podía ser de mejor ni más hermosa manera). Han roto el nudo , han desanudado la maraña y lo han hecho sobre todo en otros jóvenes, en una generación sin trabas ni complejos, que grita su sentir, vibra con su “Roja” y enarbola con entusiasmo su bandera como símbolo no de rencor hacia nadie sino de afecto por lo propio y lo común. No se ha oído aquí un grito de “puta …….”, ni un insulto contra nadie, que no fuera el arbitro que permitió el kárate holandés, ni se ha quemado otra cosa que calorías al saltar cuando Casillas paraba el penalti o un día Villa, otro Pujol y al final el pequeño Quijote Iniesta marcaban el gol.

El mundial de Sudáfrica nos deja algo más que una copa y una España por una noche alegre por encima de crisis y penurias. Nos deja el final de una represión, de una cierta autocensura, nos deja banderas en balcones insospechados y un algo intangible pero tremendamente significativo y que habrá que poner en valor para el futuro. Nadie vea en ello rancio nacionalismo español. No. Lo que hay, lo que ha emergido es simplemente España, a la que estas nuevas generaciones no contaminadas (aunque las hay corroídas por el separatismo que es exactamente lo contrario : odiar al otro como principal argumento ideológico) han rescatado definitivamente y pasean con todo desparpajo como sentimiento recobrado.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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