Aquí hay una familia que nunca ha conocido crisis económica ni nunca la conocerá: la formada por Cándido Conde-Pumpido y su esposa. ¡Los dos viviendo del Estado, o sea de los ciudadanos!
Clara Martínez de Careaga, con una brillante hoja de servicio en las Fuerzas Armadas, por fin podrá desempeñar con toda tranquilidad su puesto de magistrada en la Sala Quinta del Tribunal Supremo, dedicada a lo militar. Una sala con muchíiiiiiiiiisimo trabajo, dado el tamaño de las Fuerzas Armadas españolas y el amplísimo fuero militar.
Según publica el diario La Ley, la pobre Clara Martínez de Careaga se enfrentó a la impugnación de su nombramiento y el otros dos magistrados por una compañera, María Asunción Salvo, presidenta suspendida de la Sección Sexta de la Audiencia Nacional, que no estaba de acuerdo con las razones que adujo el Consejo General del Poder Judicial en 2009 para nombrar a estos candidatos de entre los que optaban al cargo.
Ya que la cosa va de militar, podríamos decir que la familia Conde-Pumpido-Martínez de Careaga (jó, cuánto apellido compuesto, como en la agrupación socialista de Rivas-Vaciamadrid) ha metido el convoy en el fortín.
Dos sueldazos para la superar la crisis, dos coches oficiales y dos megapensiones. ¡Y sin incompatibilidades entre funcionarios! ¿Veis cómo estamos saliendo de la crisis como dice Always Marruecos? Hala, ya podéis iros contentos al botellón y al revolcón del fin de semana, jóvenes y jóvenas. Aprended cómo se triunfa en esa vida con trabajo duro y un carné de un partIdo político.
Ah, Cándido Conde-Pumpido juró, de manera voluntaria, fidelidad al Caudillo y las Leyes Fundamentales del Movimiento para ejercer como juez y aplicar las leyes del franquismo. ¡Arriba España, camarada! ¡Todo por la pasta!
