Bokabulario

Los dos partidos de la democracia: ciudadanos y burocracia

Decisiones como la de reponer el impuesto de Patrimonio, ordenada por Alfredo Pepunto a ZParo, corrobora que en las supuestas democracias sólo hay dos partidos: los que pagan impuestos y los que los cobran y los derrochan.

El Impuesto de Patrimonio no lo pagarán Emilio Botín, ni Amancio Ortega, ni Juan María Nin, ni Juan Manuel Entrecanales, ni Felipe González, ni Juan Luis Cebrián, ni el conde de Godó, ni la familia Polanco, ni la familia de Artur Mas, ni Antonio Banderas y Penélope Cruz, ni Teddy Bautista, ni todos los ricos que conocemos y desconocemos; no, lo pagará la clase media, la que no puede guardar su dinero en una SICAV ni montar una sociedad limitada para meter como gasto empresarial el agua de los baños de los niños.

La reposición de este impuesto con excusas idiotas que más de un votante se creerá me lleva a recordar unas citas del genial (y reaccionario) Nicolás Gómez Dávila sobre un hecho fundamental de las sociedades políticas en que vivimos: ya no importa tanto la división entre partidos políticos como la división entre ciudadanos y burócratas o entre productores y parásitos.

-En el Estado moderno ya no existen sino dos partidos: ciudadanos y burocracia.
(Lo que pasa es que la burocracia tiene varios partidos.)

-La burocracia no asusta porque paralice, sino porque funciona.
(Que se lo pregunten a los padres a los que los servicios sociales les arrebatan sus hijos porque les dan un cachete o bollería para merendar.)

-La burocracia es uno de esos medios de la democracia que se convierten en uno de sus fines.

-En el Estado moderno, las clases con intereses opuestos no son tanto la burguesía y el proletariado como la clase que paga impuestos y la que vive de ellos.
(Esto no lo han comprendido los socialdemócratas y es uno de los motivos de su hundimiento en Europa.)

-La actual alternativa democrática: burocracia opresora o plutocracia repugnante, tiende a abolirse. Fundiéndose en un solo término: burocracia opulenta. A la vez repugnante y opresora.

-Una burocracia le resulta al pueblo siempre finalmente más costosa que una clase alta.
(Yo prefiero a Felipe II y su corte antes que a la chusma autonómica.)

-Soy como el pueblo: el lujo no me indigna sino en manos indignas.
(No es lo mismo el duque de Alba del siglo XVI que la duquesa de Alba de 2011.)

-Las plataformas políticas de la izquierda se transforman insensiblemente en cadalsos.
(Viendo a Alfredo Pepunto es obvio.)

Me pregunto si alguna vez los ciudadanos se hartarán de pagar y pagar a unos incompetentes.

CODA: Si os parece exagerado lo que dice Nicolás Gómez-Dávila, leed esto:
El Gobierno ayuda a la banca con una rebaja del IVA para venta de vivienda. O sea, con una disminución de los ingresos del Estado a cambio de beneficiar al sector financiero.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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