Bokabulario

A Jordi González se le cae la cartera en La Noria

Por fin una buena noticia… aparte de las encuestas sobre el hundimiento del PSOE. La Noria, el infecto programa de Telecinco, está perdiendo los anunciantes.

La noche del sábado estaba zapeando con el mando de la tele, cuando me topé con la fea cara de Jordi González lloriqueando por los ataques que habían recibido él, el programa y el equipo que lo hace por haber llevado a la madre de uno de los implicados en el asesinato y la desaparición de Marta del Castillo. No os puede ocultar la alegría que me llevé.

En sus palabras González apeló a la libertad de expresión, a sus intenciones de dar voz a una parte del suceso, a su búsqueda de la información, etcétera, etcétera, etcétera. Pero don Jordi no salió el sábado a pedir disculpas porque se diese cuenta del daño y el dolor que él había causado, ni porque alguien (su madre, por ejemplo) le hubiese convencido de que era una vergüenza dar dinero a la familia de un delincuente, ni porque José Blanco le hubiese explicado que un progresista no pretende cambiar el mundo mediante la telebasura, sino mediante el debate y la reflexión. Lo hizo sólo porque varias marcas retiraron su publicidad. Como buen progresista, a Jordi González le duele la cartera.

Y es que González confunde la libertad de expresión con los ingresos publicitarios y su contrato. La libertad de expresión se supone que es un derecho de los ciudadanos para pronunciar, escribir o publicar opiniones que van contra el discurso dominante o que incluso pueden molestar a la mayoría. Por tanto, no es libertad de expresión pagar a frikis y a gentuza para que vayan a desnudarse moralmente para subir la audiencia.

Supongo que libertad de expresión para Jordi González eran los insultos proferidos por La Albóndiga al padre de la niña Mariluz y a la madre de Sandra Palo porque se oponían a los dogmas del Imperio Progre; o los que dedicaba José Bono a Carlos Dávila mientras él le entrevistaba; o la campaña contra Jesús Neira, insultado por Enrique Sopena en el estudio; y tantos otros ejemplos.

El responsable de este movimiento es el periodista Pablo Herreros, quien ha declarado que le gustaría que la publicidad regresase a La Noria. Yo no: a mi me encantaría que La Noria desapareciese, como Crónicas marcianas y Esta noche cruzamos el Mississippi, ya que son culpables de embrutecer a la gente. Cada vez que Javier Sardá fracasa con uno de sus nuevos programas me llevo otra alegría. La basura hay que sacarla a la calle.

No creo, sin embargo, que los españoles hayan enfermado de una plaga de buen gusto y decencia. Sucede que se ha producido un empacho y viene el vómito. Durante las purgas, a veces Stalin admitía que sus verdugos se habían excedido y los mandaba matar.

Ha habido una reacción de parte de la sociedad ante la basura que emite La Noria, como parece que la hay ante el PSOE. El problema, es que sigue habiendo varios millones de españoles (moscas, chusma, gentuza, plebe, morralla, como las queráis llamar) que ven ese programa, como hay otros, más numerosos por desgracia, dispuestos a volver a votar al PSOE en cuanto salgamos de la crisis. Y en cualquier momento pueden ser de nuevo mayoría.

Como ya escribió mi admirado Nicolás Gómez Dávila:

La vulgaridad colonizó la tierra. El hombre moderno no defiende enérgicamente sino su derecho a la crápula.

CODA: ¿Nos da Jordi González un líder para el mañana? Por su establo han pasado José Montilla, José Bono, José Blanco (socialistas, claro) Artur Mas y algunos otros políticos. El único que le ha dicho que no irá nunca a él es José María Aznar.

TIENDAS

TODO DE TU TIENDA FAVORITA

Encuentra las mejores ofertas de tu tienda online favorita

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

Lo más leído