La Marea de Pérez Henares

El conseguidor

El yerno del rey es un señor que puede trabajar en muchas cosas. Es más, que debe trabajar como cada hijo de vecino. Puede hacerlo de lo que quiera y en aquello para lo que esté capacitado. De ingeniero o de fresador, de lo que le dé la gana y pueda. Pero una de las cosas de las que no puede trabajar un yerno del rey es de conseguidor. Precisamente porque es el yerno del rey. Y eso es lo que ha hecho Iñaki Urdangarín.

Las hermanas del Rey, doña Pilar y doña Margarita llevan muchos años casadas con dos señores que desde siempre han trabajado en lo suyo, uno de médico y el otro de abogado. Y no han dado que hablar por ello ni media palabra. Tienen los hombres su oficio y con él se ganan la vida. Quizás el problema es que Iñaki Urdangarin era jugador de balonmano. Y muy bueno por cierto. Pero de vida profesional corta. Y claro luego viene el después.

Los negocios del yerno, no sé que es más peligroso si un yerno, un primo o un cuñado, están resultando venenosos para la Casa Real española. Porque más allá de su licitud y legalidad, que eso habrá de resolverlo la justicia, está el hecho evidente de que se hacían y conseguían por “ser vos quien sois”. O sea, el yerno. Y ello no resulta ni ético ni estético. Que el tufo de favor y de tráfico de influencias tira para atrás, vamos.

Hasta ahora la Monarquía y sus aledaños habían sido el último tabú periodístico de España. No se cuentan las frivolidades de tacones o los chismorreos de pamela. Hubo algún apunte crítico en tiempos sobre algunas amistades no muy recomendables y que devinieron en peligrosas de don Juan Carlos. Pero tuvo aquello corto recorrido y tupido velo. Ahora se ha rasgado la cortina. Los negocios del Duque de Palma han calado en la conversación cotidiana de las gentes del común. Y en un tiempo de crisis, angustia y preocupación generalizada provocan rechazo y enfado. Un malestar que toca a la puerta de la Institución y le urge a dar una respuesta. La que ha dado hoy mismo, apartarlo de los actos oficiales, puede servir, por ahora, de corafuegos. Pero la hoguera sigue encendida y me malicio que a más irá la lumbre. Si le daban los contratos a precio de oro era precisamente por ser quien era. Y por eso lo único que no puede ser el yerno del Rey es un conseguidor.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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