La mejor carrera de un político es acabar de banquero. Esa es su meta dorada. Ni el Consejo de Estado. Nada. Los “listos” a las Cajas. Hacía ellas han acudido desde siempre, en dura pugna y sin que los principios y colores partidarios hayan supuesto inconveniente ético alguno, para hacerse con los más espectaculares sueldos, los privilegios más escandalosos y las jubilaciones más abusivas y abundantes. Allí arribaron, ocuparon sus poltronas y de ellas, a la hora de marcharse, se van con el riñón forrado y la seguridad de que seguirá a cubierto mientras vivan. En la situación por la que atraviesa España el escándalo adquiere categoría de insulto a todos cuantos hoy luchan por mantener a flote una empresa, conservar un trabajo o sobrevivir tras haberlo perdido.
Se anuncian reformas y sufrimientos. Muchos ya los padecemos. La financiera resulta ineludible. Pero con ellos como que no fuera la cosa. Los dineros públicos han de afluir al rescate de las quiebras, los créditos se congelan y el número de desahucios y de personas que pierdan su hogar al no poder hacer frente a las hipotecas es cada día más estremecedor. Pero eso no inmuta a sus sueldos ni siquiera a los responsables de haber quebrado a las instituciones que dirigieron. Como acto final del saqueo, pues lo es sin paliativos, se atribuyen finiquitos indecentes, en sumas que el común de los mortales ni nos atrevemos a multiplicar, y se señalan jubilaciones de cientos de miles de euros anuales. Los ejemplos son generalizados, de la CAM a las cajas gallegas y de ahí a las catalanas. Hasta la de Guadalajara, tan chiquita ella, no impidió el puente dorado de su liquidador.
Lo último conocido han sido los emolumentos de los consejeros de Bankia, donde se inserta ahora la antigua Caja Madrid, tras conocer el sueldo de su presidente, Rodrigo Rato superior a los 2 millones de euros anuales. Y resulta que el de IU, Moral Santín, en el puesto desde hace lustros, se embolsa más de medio millón, seguido de cerca por el ex ministro socialista Virgilio Zapatero y por los populares Mercedes de la Merced y Romero de Tejada. Cuatro nombres de muestra y de botón. Que son más de un centenar. Porque en todos los sitios cuecen habas. En Unicaja, Braulio Medel, otro orgánico PSOE, se apresta a adjudicarse otra jubilación clamorosa.
No sabe uno cual es la fórmula pero sino existe es urgente y perentorio descubrirla y aplicarla. Como debe serlo el acabar con esa casta dentro de la casta política de los políticos-bancarios. Aunque no tengo demasiadas esperanzas en que nadie tenga ni la honradez, ni los principios ni la valentía de ponerle el cascabel al gato. Entre otras cosas porque todos quieren ser el gato y, parafraseando a aquel Felipe González, poco importa si es negro o si es blanco, y ni siquiera que cace ratones. Lo importante es hacerse con los cuartos.
PD. Robo: El hecho de que te roben la cartera puede considerarse ya algo muy normal. Y que tu única esperanza es que luego la depositen en algún lugar y recuperes la documentación. A mi me sucedió el sábado en la estación del AVE en Barcelona. Me percaté al llegar a Madrid. Lo que me resultó alucinante es que en Atocha la comisaría de policía estuviera cerrada (tambien lo está la de Chamartín) por fin de semana. El único rastro de la Policía Nacional en un lugar tan señalado y de tal actividad fue un carrito eléctrico sin ocupante alguno en la puerta del local. Me dijeron que «andaban por allí». Imposible dar con ellos. Desde luego que a quien no voy a echar culpa es a los policías que hacen lo que sus superiores les ordenan. Pero quien haya decidido dejar a Atocha y Chamartin «cerrados» los fines de semana y festivos, imagino que suponiendo que los «chorizos» tambien cierran las fiestas de guardar, es para hacerselo mirar. Espero que la nueva delegada del Gobierno en la Comunidad, Cristina Cifuentes, lo sepa (que lo sabrá porque está muy en la red) algo tenga que decir y corregir. Porque es de aurora boreal.
Por cierto, los agentes que finalmente me atendieron en la comisaria de Pio XII lo hicieron con rapidez, amabilidad y profesionalidad