La Marea de Pérez Henares

Periodismo y Agiprop

No era la masacre de los inocentes, ni la policía las SS pero que los medios de comunicación han seguido como pardillos, en unos casos, y en otros con entusiasmo fervoroso, los postulados del agiprop leninista es la evidencia mayor de los sucesos de Valencia.

La primera reflexión es la alucinante magnificación de lo sucedido. Se ha convertido una tangana entre estudiantes y policías saldada con algunos contusionados, todos leves, tan solo hospitalizada- y por un botellazo-una señora que pasaba por allí, en el acontecimiento nacional y mundialmente exportable. Los términos brutal, masacre, agresión, estado policial, fascismo han determinando una primera y contundente demostración: La exageración hasta el paroxismo de lo sucedido. La desmesura, que tan contraria es a la verdad y tan inmediatamente la trasforma en mentira, ha sido antes que a muchos imputable a los medios informativos. Unos por interés partidista y los otros por intoxicación y seguidismo, han dado el mas preclaro ejemplo de la ruptura de cualquier deontología profesional, de absoluta falta de rigor, de carencia absoluta de cualquier contraste y de negación , en suma, de los mínimos principios de la información. El periodismo ha obviado cualquier intento de objetividad para pasar a ser aquello con que soñaba el líder soviético: agitación, prensa y propaganda. El AGIPROP. No es nuevo, llevamos años entrenando, no es patrimonio de un sector, se practica desde los dos extremos con pasión e irá a más y a mayor.

Un twiter, aunque se repita cien veces, no es la biblia de la información, ni su exclusiva fuente. La mínima profesionalidad exige, al menos, intentar contrastar lo que dice y lo que una parte proclama., exige situar en bajo el mismo rasero a ese jefe policial con su despropósito de utilizar argot cuartelero , “el enemigo” con el del ya talludito lidercito juvenil con su “a sangre y fuego” a “quemar las calles”, exige dimensionar lo sucedido, exige, ante todo, intentar conocer la verdad, su origen, los acontecimientos previos, las acciones anteriores a la acción policial. En suma, y como poco, las dos versiones.

No ha sido el caso. Al contrario. Los periodistas han sido los aliados esenciales y los propagandistas enfebrecidos que repartían la consigna y el panfleto. Con la nueva herramienta de internet y sobre todo de los portales digitales convertidos en el contralibro de estilo del periodismo donde nada se contrasta, todo se avala e inmediatamente se convierte en causa y desmesura, el agiprop ha ocupado red, papel, radios y pantallas. Una monumental mixtificación, cuyo objetivo era llevar la agitación a las calles, la convocatoria a la revuelta masiva, partiendo de un incidente menor y consiguiendo con su amplificación hasta el paroxismo hacer de ello causa mayor. Que así ha sido y el objetivo con creces logrado.

Pasados los días, con la tempestad, aunque fuera de vaso de agua, más calmada, aparecen todo tipo de elementos y detalles que cambian y mucho la percepción. A veces asuntos cruciales, hasta el propio detonante de la famosa calefacción, o de la invasión continua y provocativa de las calles o el insulto reiterado y la provocación hasta acabar en violencia a las Fuerzas de Seguridad, los perfiles de los detenidos, el objetivo de las sedes PP y un largo ecetera sobre los que parecía haber la clara voluntad de ocultar y no informar. Emergen desde el fondo los hechos y algunas intenciones. Y quedan a la intemperie las vergüenzas de nuestra profesión donde los unos empujados por la pasión partidista y los otros por amarillismos y complejos hemos dado un penoso espectáculo y hecho de todo menos lo que debíamos: intentar informar con veracidad.
PD. La radiotelevisión publica (RNE y todos los canales de TVE) que hasta las elecciones mantuvieron un cierto barniz de equilibrio, han derivado en un sectarismo y en una radicalidad y tendenciosidad asombrosas. Los encumbrados por el anterior gobierno de Zapatero se han encastillado en sus puestos y aprovechando los resquicios legales pretenden aguantar todo el tiempo posible dirigiendo ideológicamente su predio.Han convertido esos medios, en estos últimos meses, en el máximo altavoz antigubernamental-he odio jalear y convocar las manifestaciones sindicales en ¡Tablero Deportivo!- negándose a aceptar que existen nuevas mayorías, sociales y políticas expresadas en las democráticas urnas.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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