Bokabulario

Quería al hijo sano, no al enfermo… y se quedó sin ninguno

Los quería sanos o muertos. Los ha tenido muertos. Y encima reclama dinero.

El derecho al aborto produce estas aberraciones.

Una mujer quiere quedarse embarazada y lo consigue por inseminación artificial. Son gemelos. A los cinco meses del embarazo, el ginecólogo les dice a ella y a su marido que uno de los niños padece una anomalía cardíaca, el Truncus Arterioso, de muy difícil tratamiento, pero no mortal (la tasa de supervivencia de los niños de diez años correctamente tratados alcanza el 65-70%).

Los padres deciden matar al niño enfermo «por la mala calidad de vida que iba a tener y para que así el otro bebé sano cogiera más peso y creciera mejor», según ha explicado la madre.

Ésta fue a un abortorio concertado con la sanidad andaluza y el carnicero, mediante la inserción de una aguja en el corazón, mató a uno de los fetos. ¡El sano! Por el que sus padres querían matar a su hermano. Luego los padres consiguieron que se matase al enfermo y ahora plantean una demanda a la clínica que mató mal.

Así que «o me dan un niño totalmente sano o lo tiro por el retrete». Una sociedad en la que muchas madres piensan así o puede escandalizarse porque se aborten fetos por el simple hecho de que sean niñas o que ya un sector de científicos proponga el infanticidio.

Merece la pena recordar que Steve Jobs fue un niño no deseado, entregado por sus padres en adopción, en vez de abortado… porque unos jueces del Tribunal Supremos de EEUU todavía no habían legalizado el aborto. ¿Cuántos Steve Jobs nos habremos perdido debido al derecho al aborto?

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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