La Marea de Pérez Henares

El pozo y los derechos de riego

No media, que se dice para decir que muchos, sino España entera, o Estepais, que es como la llaman troceadores y vergonzantes, ha pronunciado al menos una docena de veces al día la palabra recortes. Que nos recortan, que nos laminan, que nos crujen, que nos cierran el grifo, que acaban con nuestros derechos. En todo y a todos. Y todos ellos según los sindicalistas de oficio. Y hay que reconocer que, exageraciones interesadas, consignas de oposición y pareados de pancarta a un lado, hay una verdad evidente en lo que sentimos. Haberlos, recortes, haylos y serios y donde más duelen.

Dejado por hoy el capítulo de responsabilidades previas, que se recordará cuando sea menester, por mucho que no quieran ni mentarlas, y aún más en en tanto que los culpables se hagan los ignorantes y pretendan desmemoria en su culpa, y para intentar una visión y comprensión de lo que nos sucede, quiero recurrir a una imagen que tal vez a gentes sencillas, que no simples, y pegadas a la tierra, e incluso al terrón, nos sea mas útil que las avalanchas de cifras.
Recurro al pozo, al agua y a los derechos de riego de esta comunidad de regantes que en este caso somos todos los ciudadanos para intentar explicarme y explicarlo. El pozo es donde se deposita el agua de nuestros impuestos, vengan estos por la veta que vengan. Ese es su entrante y si tiene fondo.

Y lo sucedido es que llevamos tiempo sacando mucho más caudal, pero muchisimo más (91.000 millones de euros la temporada pasada) del que entra. Tanto que hemos tenido que pedir prestados muy importantes trasvases. Que debemos, claro, y que hay que pagar, por supuesto.
Cuando sobre un pozo se actúa así el resultado solo puede ser uno. Que se seca. Y no vale decir, pero oiga si yo he ingresado ahí lo que me tocaba, esto ya lo hemos dejado en nuestros impuestos. Verdad, pero lo metido no llega para lo que gastamos. Así de simple.
Antes daba. A meter éramos cuatro millones más, 21 y ahora 17, y no había 5,5 millones de parados que en vez de bombear, que más quisieran, achican. O sea, que desde luego los entrantes no dan para regar todo,para alimentar todas las acequias y hasta a manteo, para cubrir todos los derechos de riego.

Ante ello no hay otra, de entrada, que rebajar los volúmenes de salida del tan preciado liquido, que no es otro que el dinero, tapar las grietas por las que se escurre, cerrar canales que no van a ningún sitio productivo y controlar hasta la última gota. Eso es lo que lleva haciendo desde que piso la Moncloa este Gobierno.
La intención es que con el ahorro de, al menos, para regar lo esencial, para que llegue un mínimo, que no se convierta todo en un erial, que no se venga abajo todo el campo, incluso esos tan delicados de la sanidad y de la educación. En resumen, que los regantes podemos tener todos los derechos de riego que queramos, pero si no hay agua con la que regar ya me contarán ustedes que hacemos con los derechos de riego.
Desde el sentido común, poco pero hay que oponer a las medidas. Otra cosa es cuestionar si se taponan las grietas apropiadas o se están cegando regueras imprescindibles. Pero algo hay más alla que también ha de tenerse y que debe de tener ya mismo en cuenta nuestro administrador del pozo. Por mucho que se regule el grifo si no entra más agua y más, aunque sea un poquito, de la que sale también estamos abocados a agotarlo. O sea, que amen de austeridad y ahorro, hay que buscar como aportar más liquido, como crecer, vamos.

No son incompatibles lo uno con lo otro. Es más. Lo primero es prioritario, previo e imprescindible. Hay que acabar, ahora porque no hay otra y luego aunque abunde, con el despilfarro del agua. Pero hay que pensar en meter y que crezca el nivel o aquí no sale cosecha buena.
Austeridad en el gasto y crecimiento han de ir el uno tras el otro, o mejor en collera. Esa debe ser la nueva etapa una vez concluida esta en la que estamos. Es lo que hay que empezar y se ha empezado a decir a nuestros vecinos y socios europeos. Oigan señores. Hemos taponados las fugas, hemos rebajado el caudal a los mínimos, hemos dejado de regar a manteo y estamos devolviendo con esfuerzo lo que debemos. Lo estamos haciendo y demostrando que somos serios. Por ello y si quieren que produzcamos cuanto antes los mejores frutos y quieren vendernos los suyos deben aflojar el nudo, deben de compensar el esfuerzo a quien si lo está haciendo. Y España, o Estepais, de verdad que lo está haciendo. A la fuerza ahorcan. Pero lo está haciendo.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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