La Marea de Pérez Henares

Una semana en la lona

Acaba la semana más dura que España y su Gobierno han soportado en su reciente historia económica. Por ahora. Porque las que vienen pueden ser aún peor y hasta definitivas. Para lo malo o quizás para lo bueno. Los golpes llegaban desde todos los lados, la “prima” desbocada hacia lo insoportable, la bolsa con el Ibex al alcance de una OPA y como puntilla, Bankia, que ha dado el salto cualitativo de la crisis a la “recrisis” de la desconfianza campando a sus anchas por el mundo, sus mercados y subtitulares periodísticos.

Se confiaba en que Europa, ese magma denominado “Bruselas” nos echara una mano. Y nos a la echó. Ya lo creo que nos la echó. Al cuello. Como si todo se conjurara y tal vez algo de eso hubo para tirarnos a la lona. Rajoy y sus ministros encajaban uno tras otro los golpes y no había más que ver el rostro de De Guindos, amoratado, para comprobar el daño que hacían. Si el presidente europeo Durao Barroso balbuceaba un pequeño aliento, de inmediato salia el del BCE, Draghi, para ahogarlo de inmediato. Merkel deslizaba intenciones comprensivas, pero los hechos de sus hombres iban en la dirección exactamente contraria. Y la sensación era que parecieran en realidad querer asfixiarnos, Tal vez para luego, cuando ya estuviéramos en la última boqueada, ofrecernos a coste soberano, el oxígeno imprescindible para mantenernos vivos. Hundirnos primero para luego “rescatarnos”. Los aliados, encabezados por los dos italianos, Draghi y Monti, y en particular el primero echaban toda la leña al fuego para que ardieramos en la hoguera. Si la comisión europea, a cambio de una prorroga en el déficit, nos apretaba todas las clavijas, del IVA a la jubilación, el banquero europeo en vez de ayuda a la temible prima, lo que hacia era poner nota, la peor, a la gestión de la crisis de Bankia. Algo a lo que se sumaba de inmediato Rubalcaba, que preso de sus debilidades internas, un día pacta con Rajoy en Moncloa y con el cuchillo de Chacón en la yugular, hace al siguiente exactamente lo contrario en el Parlamento. Con todo, más alla de estos avatares, el dirigente socialista mantenía, en lo que le dejaban, una linea responsable y prudente. La que que el ex presidente Gónzalez definía en Sevilla nitidamente. Pero González en el PSOE ya no manda nada.

España ha podido tener la sensación de que su suerte había sido decidida. A sus espaldas. Porque si hace unas semanas se señalaba aquí la importancia de que Rajoy había sido invitado a participar en la mesa donde se reparten las “cartas”, la próxima reunión en Roma , la video conferencia entre Obama, Merkel, Hollande y Monti de donde sobre nosotros se trataba excluía precisamente al principal aludido, nosotros y nuestro presidente. Un síntoma absolutamente preocupante contra el que la reacción ha de ser inmediata.

Algo ha habido. Vapuleado y contra las cuerdas, el Gobierno aguantaba, encajaba y hasta movía las piernas. Rajoy hablaba, Soraya se iba a USA, De Guindos, y no era baladí, ponía a los socios ante lo que podía ser quedarse tuertos por querernos dejarnos ciego a nosotros.”Aquí se juega el euro y se juega Europa”. Se juega, mas que en ningún sitio en España y en Italia, que no se olvide en las que anda también Italia.
Se desgranaban voluntades y decisiones. Aguantar, resistir, que quien resiste gana. Esa era la consigna y a ese guión, contradicciones aparte, se acogían . Y haciendo oir esa voz entre doliente y reivindicativa de “Estamos haciendo lo que debemos, estamos haciendo los deberes. Y en vez de ayuda y apoyo a esos esfuerzos, lo que recibimos es castigo” .

Montoro, en ausencia de la vice, era el encargado de ser la voz del Gobierno tras el consejo de ministros. Y exponía sus cuentas. El deficit de las CC.AA se embrida. En conjunto es un cero en el primer trimestre, cierto que ahí contando con las transferencias del Gobierno. Pero el dato es bueno. Y la apuesta de país bien clara: El euro y Europa. La pregunta es si los demás lo ven así o nos ven de otra manera.

Todo no parecía servir de nada. Incluso que para menos que nada y para empeorar las cosas. Hasta la mejor nueva del año. Que los proveedores, decenas de miles de autónomos y empresas, pequeñas medianas y grandes cobraban las facturas atrasadas, a veces con lustros y decenios de demora. Eran las de los ayuntamientos. En breve se cobraran las de las comunidades autónomas. Era el alivio para la economía de bolsillo, la cercana. Pero la macro ni se inmutaba. La “prima pesadilla” sigue embravecida y cada vez más remontada, la UE mirando para otro salo pero apuntándonos a la carótida con el ojo malo y la bolsa columpiando ya en los 6000, para acabar por pegarse ese trompazo del que parece imposible recuperarse. No queda sino resistir, pero ni siquiera es nada seguro que quien resiste gana.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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