Bokabulario

Morir por nada: trabajadores de Iberdrola

Como Iberdrola es uno de los mayores anunciantes de prensa, radio y televisión no creo que leáis en los medios ninguna crítica a la omisión de sus trabajadores asesinados por ETA. Reproduzco literalmente el excelente artículo de Raúl González Zorrilla.

El presidente de Iberdrola avala un documental de la empresa escandalosamente manipulado

Recientemente, en un pomposo encuentro institucional que tuvo lugar en la bilbaína torre que lleva el nombre de la compañía, la eléctrica Iberdrola reunió a varios centenares de sus directivos de todo el mundo y aprovechó el encuentro para presentar un documental elaborado por el cineasta Julio Medem en el que éste repasa la historia centenaria de la empresa. En el cortometraje, el también realizador de La pelota vasca refleja «el impulso que supusieron las inversiones en centrales hidroeléctricas para el acceso a la educación, sanidad, formación y modernización de muchas comunidades rurales, y para el desarrollo de todo el país a través de la creación de empleo y riqueza». Pero lo que de un modo escandaloso y humillante para las víctimas del terrorismo no aparece en la película de Iberdrola y Julio Medem es el nombre, el recuerdo y la huella de los seis trabajadores de la hoy multinacional asesinados por la banda terrorista ETA entre 1978 y 1991.

Cuatro de estos profesionales murieron en la feroz y totalitaria campaña de presión que los asesinos impulsaron, a comienzos de los años ochenta del pasado siglo, en contra de la puesta en marcha por parte de Iberduero (empresa origen de la actual Iberdrola) de la central nuclear de Lemóniz. Dentro de esa bárbara oleada de atentados, el 17 de marzo de 1978, ETA colocó una potente bomba en lo que habría de ser el reactor de la central, causando la muerte de los trabajadores Alberto Negro y Andrés Guerra y provocando graves heridas a otros dos. Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola y Julio Medem, el director de cine a sueldo de la compañía, no se acuerdan de sus nombres. Tampoco parecen recordar que el 13 de junio de 1979, ETA introdujo una segunda bomba en el interior de las obras de la central, causando loa muerte del operario Ángel Baños. El olvido de Ignacio Sánchez Galán y Julio Medem se extiende también al día 29 de enero de 1981, cuando un grupo de etarras secuestró y posteriormente asesinó al ingeniero jefe de la central nuclear, José María Ryan. Poco más de un año después, a las ocho de la mañana del 5 de mayo de 1982, los etarras asesinaron en el barrio bilbaíno de Begoña al ingeniero Ángel Pascual Múgica cuando éste se dirigía en su coche a las oficinas de de Iberduero, donde desempeñaba el cargo de director de proyectos de la central nuclear de Lemóniz en sustitución de José María Ryan.

Ignacio Sánchez Galán y Julio Medem también deben desconocer el nombre del niño Alberto Muñagorri, que el 26 de junio de 1982 quedó gravemente herido y amputado al dar una patada a un paquete bomba situado en la puerta de un almacén de Iberduero en Rentería. Ignacio Sánchez Galán y Julio Medem tampoco recuerdan acontecimientos dramáticos algo más cercanos en el tiempo. El 31 de enero de 1991, ETA asesinó a Francisco Díaz de Cerio, miembro de la Guardia Civil entre 1974 y 1980, cuando abandonó voluntariamente el Instituto Armado y entró a trabajar en Iberduero, donde realizaba la tarea de lectura de contadores en domicilios particulares.

La información proporcionada por la propia Iberdrola dice que el documental pergeñado por Julio Medem y avalado por Ignacio Sánchez Galán recoge, a través de los testimonios de hombres y mujeres que han contribuido al éxito de la compañía, «cómo Iberdrola ha desarrollado su modelo industrial de progreso generando entre sus empleados un ambiente familiar y fomentando los valores de compromiso, esfuerzo, lealtad, honradez y trabajo en equipo que caracterizan hoy al Grupo». Lo que, al parecer, no quiere reconocer, recordar y homenajear Iberdrola es a los seis empleados que, literalmente, han dado su vida por el desarrollo y el progreso de esta empresa haciendo lo que mejor sabían hacer: su trabajo.

CODA: Delante del Hipercor de Meridiana en Barcelona hay un monumento que recuerda a los veintiuna personas asesinadas. ¿Por qué El Corte Inglés no tiene vergüenza en homenajear a esos muertos?

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

Lo más leído