La Marea de Pérez Henares

Alivios económicos, taquicardias políticas

Al comenzar el verano que la prima de riesgo hiciera la “goma” alrededor de los 400 puntos y que la bolsa superara el listón de los 8000 puntos nos hubiera parecido una muy buena noticia. A algunos, sin campaneos, nos parece que andar ahora por esas cuotas es algo mejor que andar por donde estábamos. Y ello sin euforia alguna, porque el problema aquí, el drama cotidiano, son los ,5,6 millones de parados y esa bajada en la afiliación a la seguridad social, que de nuevo pierde los 17 millones de cotizantes. Esa es la madre de todas las angustias. Menos a trabajar, menos a ingresar y mas a socorrer. Lo decía Guindos con verdad. O crecemos o llegara el momento que el pozo se seque y no de para más.
Pero alivio es, sin duda, que nuestra deuda nos cueste un algo, hasta un bastante, menos, aunque nos siga costando un congo, que el Ibex respire y nuestras empresas se vayan poniendo en el valor que tienen y que sigue siendo más de lo que figura. Aunque compruebo a cada paso que quienes están instalados en el Apocalipsis, encabezados por un lado por el importado oráculo zapateril llamado Ekaizer que clama por doquier “la economía española está muerta” y por los ultraliberales, mas ultras que liberales por el otro, permanecen inasequibles a cualquier esperanza y si aquello era malo esto no es ni siquiera un poco mejor.
Ahora el clamor es por que se pida, de inmediato, sin preámbulos ni siquiera sin preguntar cuanto va a costar, el rescate. La consigna es que Rajoy debe decirlo, anunciarlo, pregonarlo ahora mismo, a la voz de ya. Y luego, me malicio, hacerse el harakiri o dejárselo hacer. Porque esos mismo que lo reclaman serían mañana los adelantados de la crucifixión por haberlo hecho.
La cuestión ahora es que existe esa posibilidad de pedir al BCE que compre nuestra deuda, que se supone que la condición esencial es que cumplamos nuestro déficit y que la añadida sería el rigor y la vigilancia extrema en los plazos. Pero eso habrá de hacerse si lo necesitamos, si la especulación nos impone unos tipos de interés insoportables. Pero como bien ha dicho el ministro alemán de Finanzas, no hay prisa alguna y si no es necesario tampoco hay porque pedirlo. Lo importante es que haya donde pedirlo y donde no los den. Y esa es la incógnita finalmente despejada y que ha aliviado las tensiones y limado algunas uñas a los especuladores.
La necesidad y el momento es lo que habrá de valorar el Gobierno, que además ha de pensar que el famoso rescate a la banca, a las cajas podridas mejor dicho, pedido, concedido, pactado y repactado desde junio, está aún por cuantificar y por llegar . Habrá que solventar ese antes de meterse en otro. Es de sentido común digo yo.
Pero más allá de estas “primas”, la noticia económica positiva la han protagonizado las Comunidades Autónomas, fuente de desdichas en los últimos tiempos, que parecen haber comprendido que lo de apretarse el cinturón iba más que en serio. Cruzado el ecuador del año, están en cifras, unas más y otras menos, para cumplir el déficit previsto del 1,5 al finalizarlo. En algunas era previsible pero en otras lastradas por deudas estratosféricas , como Castilla-La Mancha, la sorpresa es muy positiva. Estoy convencido que el viernes en Europa fue lo que más se tuvo en cuenta, porque es donde más se desconfía de nosotros. Si las CC.AA embridan su gasto eso será lo que más crédito devuelva a España. Aunque la mala noticia vino porque, aun con esto, nuestra deuda sigue creciendo, más la de la administración central que la de las autonomías, y ya pasa del 75% de todo nuestro PIB.
Sin embargo lo que nos lo ha mermado y de manera muy dolorosa, crédito,confianza y credibilidad, es la apuesta secesionista por la que pretenden sus dirigentes conducir a Cataluña. Porque si la semana ha sido de alivio económico ha tenido el contrapunto de la arritmia cardiaca catalana en lo político. Una verdadera conmoción que nos ha colocado ante el espejo y ante una realidad donde no cabe ya enterrar la cabeza para no ver la realidad y el gravísimo problema que enfrentamos y donde habrá que dar respuesta con total firmeza aunque con máxima templanza. Que no son grandes gritos y aspavientos sino hechos y posiciones contundentes. Y hasta silencios y vacios.
Porque lo que de verdad dejó también ante su espejo y un tanto impactado a Mister Mas fue encontrarse en su conferencia en Madrid con la ausencia clamorosa ya no solo del Gobierno, ni un mísero ministro, sino también del PSOE, tan solo el mísero Montilla, sino del IBEX, ni un solo empresario de los top, ni siquiera de los top “suyos” le arroparon. Lo suyo fue un monólogo, la consabida retahíla de agravios y victimismo, con mucha prensa. El interlocutor, al que por cierto ha de pedirle 5.000 millones para poder pagar las nominas, lo espera el 20 en Moncloa. Y aunque hay muchos empeñados en que hable y hasta proclame, en esta ocasión lo que se espera es que actúe y coloque al, ya sin careta, independentista catalán ante su verdadera realidad.
Que debe estarlo ya pensando. Porque resulta que en ese caballo que se le ha desbocado no es él quien lleva la riendas. No es quien conduce la diligencia ni tiene siquiera el control sobre la ruta. No es él, ni lo es siquiera su partido. Van a ser otros, son ya otros, quienes llevan la iniciativa y lo van a llevar empujado ahora y quien sabe si mañana prisionero. Es muy posible que el error táctico de CiU (por cierto que el “moderado” Duran y Lleida se ha quedado con vergüenzas y muletas al aire) sea el más grave de su historia. Ha resucitado a ERC e incluso a mayores extremismos secesionistas. La Cataluña que no se manifestó, ni que grita, ni que ondea esteladas, ni que odia lo español, que existe y es mucha, que tengo para mi que es mayoría por mucho que se diga, está muy preocupada y puede estarlo mucho más todavía. Porque lo que La Vanguardia, siempre tan adicta al régimen, decía no era la verdad entera, que el Gobierno le había hecho el vacío a Mas. No solo el gobierno, sino también el socialismo y los empresarios, catalanes incluidos. Y esa es una primera y muy clara respuesta.
PD La reforma del código penal, aprobada en el Consejo de Ministros, con la modalidad de prisión permanente para delitos de terrorismo, genocidio y asesinatos de menores será el gran tema de debate. A priori, si alguien no tiene voluntad alguna de reinserción y supone un peligro de reincidencia su puesta en libertad, parece de sentido común mantenerlo en la cárcel. Países con mucha mayor experiencia y pedigrí democrático de nuestro entorno más próximo, la aplican.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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