Mister Más ha hecho añicos un prestigio milenario, un catalán que no sabe negociar. Rajoy otro axioma consolidado, un gallego que dice NO. Aunque tal vez el uno es que no quería hacerlo para nada y el otro no tenía la mas mínima posibilidad de decir Si y ni siquiera que “depende”.
Con todo el presidente del Gobierno, sin aspavientos, puso pie en pared pero con guante de seda. Si se pretende negociar una financiación. que puede tener defectos y los tiene multiplicados, lo hacemos, aunque sea la que ustedes quisieron en el 2009, pero lo hacemos todos y sin romper barajas y si tenemos que ayudarles con 5000 millones de nada para pagar sus trampas pues lo hacemos porque hay que ayudar a todos en estos tiempos de tribulación. Pero si además de ello lo que ustedes quieren es poner alambradas fiscales en una parte de la casa para a continuación y sin demora levantar el muro de la independencia pues va a ser que no, porque lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Y menos que quien les otorgue tal dádiva sea el que tiene como más alta obligación ser el garante de los contrario.
Pero si a ello van eso se negocia en otro lado, en la sede de la soberanía popular, que no puede trocearse y que reside en el Parlamento Nacional donde han sido arte y parte, fueron padres de la Constitución (Roca) que ahora quieren despedazar, han tenido un peso decisivo en la política estatal y logrado un nivel de autogobierno nunca conseguido en la historia de Cataluña. Que ahora llegados aquí se quitan la careta y dicen que era mentira todo, que no querían encajarse en España, sino avanzar hacia la secesión. Con dos colmos, venir a reconciliarse con la ruptura previamente firmada y proclamada y a pedir dinero para llamarte, antes y después, ladrón. Pues va a ser que no.
Pero si entendiéramos que CiU y Artur Más buscan pacto alguno, su negociación ha sido de una inaudita torpeza y se han pasado tanto de frenada que ya no tienen vuelta atrás. Pero es tan desaforada e inadmisible la apuesta que se diría que lo que hay es intención contraria. O sea, ser el inductor y al mismo tiempo, desbordado por los acontecimientos, montarse en caballo desbocado cuyo tranco ha sido siempre el de otros y que pretende ahora conducir proponiéndole llegar a un país de leche y miel para que se olviden de las muchas hieles que les está haciendo tragar. Un camino de rosas hacia un país de ensueño que a la luz de la cifra y la razón y despertados de la alucinación lo que puede tener por delante es primero un precipicio y luego un desierto. Un lugar en el “reino de nunca jamás” donde lo único que se niega es la realidad. El símbolo de la bandera catalana sola junta a la europea ejemplifica mejor que nada el delirio. La que faltaba, la de España, es la única en donde están y por ella en todo lo demás. Puestos a la faena Mister Mas podría haber puesto también la de la ONU o si le peta la de la OTAN o la de los Estados Unidos de América o de la Unión Jak o hasta la del archiduque Carlos ¿qué más da?.
Calculado y diseñado por algunos, esa nueva CiU separatista, o arrastrado por los propios vientos que ha soltado, o ambas cosas, la situación, complicada, dura y triste para toda España, es también cada vez más preocupante para él. Echa cuentas y dice, con esto en la pancarta, las elecciones de calle. Salgo vivo de la crisis, me garantizo cuatro años, hasta mejor con mayoría absoluta y a construir la independencia y a pasar a la historia como un Washington. Pero eso si, que España, la madre, aunque yo diga que madrastra, al fin y al cabo, no solo ha de darme, sino pagarme primero mis pufos, ponerme el piso y un coche para ir a Europa. Y por supuesto, faltaría más, allí la tienda abierta.
Ese es el plan. O mejor el cuento de lechera. Y la empresa, la sociedad que se pone a pensar, la cifra, el número, la pela ya se están tentando la ropa y viendo que no. El susto empresarial empieza a producir sudores fríos y a vislumbrar cántaros derramados. De la euforia y la exaltación a la llorona hay solo una copa más. Así que antes, veamos de templar para no tener que gemir ante la vasija hecha añicos y la leche tirada por el suelo. Y si. Templemos todos, que nos es hora de gritos aunque algunos pretendan cabalgar sobre ellos. Por ejemplo y para empezar por uno mismo, con todo el corazón y la humildad, decir que para nada, bajo ningún concepto, quiero a Cataluña fuera de una casa que es la suya y es la mía. Que nos hacemos falta y nos echaríamos de menos con enorme amargura y nos tiraríamos de los pelos por nuestra mutua estupidez. Pues eso, leches!.