Bokabulario

Ansón perdona la vida a Ortega y Gasset

Cuando uno es mayor y lleva medio siglo o más llenando páginas no se puede acordar de lo que escribió… aunque los archivos existen y están abiertos a todos.

Cuando el maestro de periodistas Luis María Anson firmaba como Ansón y militaba en la Juventud Monárquica Española, escribió un librito titulado La Monarquía, hoy, que se publicó en 1957. En este ensayo breve, Ansón arremetía contra los republicanos, el liberalismo, el sufragio universal, la democracia, el parlamentarismo y, además, contra varios pensadores consagrados; uno de éstos era José Ortega y Gasset. Veamos qué dice de él.

Ortega y Gasset, literato cuya prosa sólo admite comparación con la de Cervantes; ensayista de características excepcionales; historiador de erudición asombrosa; aceptable filósofo; metafísico mediocre y político de una miopía increíble, hizo mucho daño. Con el agudo cristal de su posa clarísima abrió una herida en el cuerpo de España que, en ocasiones, todavía supura.

Se refiere a la proclamación de la II República y la huida de Alfonso XIII. Pero sigamos con otro juicio incontrovertible.

Y no es Ortega, tampoco, la persona más a propósito para hablar de corazones extranjeros cuando en el suyo anidaron todos los sentimientos europeístas y extranjerizantes.

El domingo pasado, día 16, Ansón dio su lametón semanal en El Mundo a José Varela Ortega, descendiente del filósofo y editor de El Imparcial, el último refugio del maestro de periodistas, porque la Fundación Ortega y Gasset se había unido con la Fundación Gregorio Marañón. Cincuenta y cinco años más tarde, Ansón, más maduro, más leído, más rico, ha cambiado radicalmente su opinión sobre el filósofo. Pasen y lean:

Ortega y Gasset está reconocido como la más alta inteligencia española del siglo XX. Su musculatura intelectual asombra. Entre los libros de su despacho madrileño o bajo los breñales de la finca de Coto de Castilleja era siempre el felino agazapado para saltar sobre la palabra precisa, ajeno a las políticas encharcadas, a los periódicos alfombra, a la decrepitud de las ideas de su tiempo.

Pero, Luis María, ¿cómo puedes escribir el párrafo anterior cuando sabes que Ortega fue diputado en las Cortes Constituyentes de la República, contribuyó a derrocar la Monarquía y el régimen del general Franco le pagó su sueldo de catedrático sin que se dignara dar clases?

DETALLE DEL LAMETAZO

Habéis sabido dar continuidad al buen entendimiento familiar que se prorroga desde hace más de un siglo. Como la envidia es libre, seguro que habrá alguien que trate de enfrentaros con tórpida [¡¡será cursi!!] intención. Pero en vosotros predomina la mesura, la moderación, el equilibrio, la prudencia. Sobre vuestras anchas espaldas descansa la estabilidad de una de las Fundaciones de las que puede sentirse orgullosa España y que tiene el futuro abierto para la gran tarea intelectual y cultural que os aguarda. Por eso, mis queridos José y Gregorio, tras la reunión del Patronato, os escribo estas líneas públicas de felicitación y reconocimiento.

¿Qué le habrá prometido el maestro de periodistas a Pedro J. para que éste le deje una página-cepillo los domingos?

CODA: Otra de las gracias de Anson cuando se llamaba Ansón fue ponerse a las órdenes de Gonzalo Fernández de la Mora, futuro ministro de Franco. ¡Ah, la fogosa juventud!

«Estoy encantado de saber que cuando te elegí como jefe y maestro no me equivocaba. Ni intelectual ni políticamente me has defraudado nunca.»

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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