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Nos quedamos sin pensiones públicas. El caso de Galicia

El sistema de pensiones públicas, tal como está montado, fracasará en muy pocos años. Se pongan como se pongan los funcionarios y los políticos.

Galicia es una muestra de adónde nos dirige la política social y económica que se está aplicando en España desde hace décadas: subempleo, desindustrialización, hedonismo, aborto, irresponsabilidad… Estoy de acuerdo con los liberales en que nada es gratis y que al final todo se paga. El sistema de pensiones públicas, por mucho que se empeñen los progres, como Vicenç Navarro, corre hacia la quiebra.

En agosto pasado se supo que ya habíamos caído a una proporción de menos de dos cotizantes por pensionista. En Galicia, la situación es peor: 1,2 cotizantes por pensionista. En el Estado de las Autonomías, estas noticias, que son de verdad las importantes, no las manifestaciones de treinta ciclistas para pedir un carril especial, ni salen de su región ni se comentan en las tertulias, en las que los periodistas-políticos compiten con el «y tu señorito robó más que el mío».

La misma situación se da en todo el norte de la Península: Asturias, Vascongadas, Navarra, Castilla la Vieja… En un análisis sobre el reparto de escaños en el Congreso en función de la población, escribí que un todas las provincias de Galicia, Asturias, León y Zamora, que forman un área unida, habían perdido un diputado al menos. Asturias, como Vizcaya, ha perdido dos diputados. Y Guipúzcoa y Soria, otro cada una.

El reportaje de La Voz de Galicia añade un dato muy importante:

Además de la destrucción de ocupados, es decir, de cotizantes al sistema, Galicia, en particular, y España, en general arrastran un problema añadido. Las empresas pagan a los jóvenes entre un 40 y un 50 % menos que el resto de la plantilla, tal y como consta en los datos de la propia Seguridad Social. Esto afecta también a la caja. Quienes se marchan del sistema como jubilados aportaban a las arcas en concepto de cotizaciones mucho más que los nuevos contratados que los sustituyen. La crisis está agravando todavía más este fenómeno. Hay poco trabajo, y los escasos puestos que se ofertan tienen remuneraciones muy bajas, lo que afecta a la base de cotización.

Añadid los dramas de los mayores de 45 años en paro, que no van a volver a cotizar, y los prejubilados, que no trabajan pero cobran.

En Galicia -como en el resto de España- se necesitan más empresas, más empleo y más niños. ¿Y qué hacen sus gobernantes? Lo contrario: más burocracia, más funcionarios y más aborto. La izquierda gallega, el PSOE y el BNG, se opusieron a unas pequeñas ayudas a la maternidad con el brillante argumento de que eso era de ultraderecha.

CODA: ¡Pero qué idiotas son los separatistas gallegos, más brutos que los bizkaitarras y los catalanistas, que piden la independencia cuando saben que no podrían pagar las pensiones, que necesitan las cotizaciones de los madrileños, los andaluces y los mallorquines!

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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