La Marea de Pérez Henares

El suicidio, con riesgo de contagio, de Italia

Todo parecía ir según el guión previsto, hasta que el partido del cómico Grillo sacara un zurrón de votos se daba por asumido. La izquierda ganaría con cierta holgura y si le falta algo en el Senado los de Monti echarían una mano. Los sondeos a pie de urna parecieron confirmar las tesis del definitivo entierro de Berlusconi. Las bolsas subieron, las primas bajaron. Hasta que se abrieron las urnas, comenzó el calvario y en el Golgota estamos. Aunque no se sabe quien es el Cristo aunque se conozca muy bien a los ladrones.

El sistema electoral italiano es aún más aberrante que el español, del que tanto nos quejamos. Mucho más. Prima de manera desorbitada al partido que más votos saca, o a la coalición mejor dicho, porque como partido, aunque por un puñado, ha sido el de Grillo el primero en la Cámara. La izquierda se lamentaba amargamente del sistema en el Senado, pero al final poco tiene de que hacerlo. Con 31,6% de los votos contra un 30,6% de Berlusconi sacaba 121 senadores a 117. La aberración, pero esta les favorece y callan, se da en la Cámara de Diputados, allí, por un exiguo y raquítico 0,4% (29,5 por 29,1) , la coalición liderada por Bersani consigue de una tacada 340 diputados mientras que el centroderecha ha de conformarse con 124. Por su parte Grillo (25,5%) con 108 y el derrotado Monti(10,5%) con 45.

Pero de nada vale. Porque lo que los italianos han votado es la ingobernabilidad más absoluta por mucho que trampas electorales intenten maquillarla. Lo de la izquierda ha sido peor que una victoria amarga y pírrica. Ha sido un gatillazo y un fiasco. Sus expectativas eran inmejorables y, con todo a favor, el electorado les ha dejado tiritando. Por el contrario Berlusiconi, a quien se suponía acabado, ha acabado por protagonizar otra de sus resurrecciones inesperadas. ¿Qué es bufonesco, corrupto y procaz?. Pues si. Pero los italianos le votan. El triple que a Monti que pareciera que les había salvado el país y a quien han dejado en la cuneta .

Caso aparte es Beppe Grillo y su Movimiento 5 estrellas. Ha sido el triunfador neto. Es por unos pocos votos, por delante del PD de Bersani, en cierta forma heredero del poderoso PCI, el más votado de la Camara. Pero ¿qué son y quienes son?. Pues se les ha llamado de todo, pero ahí están. Su mensaje antipolítico, aislacionista, contrario al euro que mezcla elementos de odio a lo establecido (política, banca, iglesia, empresa, intelectualidad y prensa, excepto la red de la que son “dueños”) con posiciones xenófobas que le acercan al filofascismo como la expulsión de los emigrantes. En España querrán ahora muchos trasmutarse en Grillo pero poco que ver tienen, ni siquiera los más radicales, aquí con marcada tendencia de extrema izquierda en lo que se refiere al 15-M y adyacentes. La efervescencia antisistema se la disputan muchos pero el fenómeno, aunque tenga raíces comunes, populistas y de frustración global agravada por la crisis, no tiene traslación a España ni por IU, la izquierda más dogmática y en el fondo antigua, ni por Rosa Diez, aunque ella bien quisiera, ni por Albert Rivera cuyo mensaje es mucho más prudente y equilibrado.

Porque además lo más cercano, esos movimientos asamblearios, al contrario que Grillo, son reactivos a medirse en urna, quizás porque saben que no les da para nada, y el lo ha hecho. Con lo que ahora llega su dia D y hora H. Ahora están en sus escaños y de la predica contra todo habrán de pasar a algún trigo en el voto y por decisiones que afectaran al pan de todos. Y veremos en que quedan cuando pierdan la virginidad con ello.

Pero todo esto, por muy apasionante que sea, queda en segundo plano, “cosas italianas”, ante lo que de verdad nos afecta. Con ese mapa político Italia es ingobernable. Peor aún, a simple vista parece emprender un camino de ruptura con lo hasta ahora comprometido con Europa. Y ello ha devuelto a la UE a su peor pesadilla. La inestabilidad en uno de sus países claves. Un horror que sacudía los mercados, hacia temblar las bolsas y nos cortaba la respiración a todos. A unos más que otros. Eso también hay que decirlo. La prima de riesgo italiana sufría el peor impacto, y se iba por encima a cerca de los 350, como también hacían la portuguesa, pasaba los 500 y la griega y en principio igualmente la española. La española también sufrió el impacto llegando a pasar de los 400 pero consiguió serenarse un poco y acabo cerrando en 392, comportándose dentro del desastre bastante mejor que el resto, lo que acabo dejándola a una distancia de 45 puntos de la italiana cuando hace tan solo unos días la distancia era de 100 a favor de la trasalpina.

Con o sin limitación de daños, la realidad es el electorado italiano y sus partidos políticos, que algo tendrán que ver los unos con los otros, han metido a su país en un embrollo de los mas grades aunque muy suyo. Pero lo malo es que nos han metido y arrastrado a todos.

Es moda, y más ahora con la exhibición Grillo, la conversión de los políticos en los apestados y responsables máximos, que bien se lo han ganado desde luego, pero es no deja exentos a sus inquisidores de compartir muchos de sus hábitos y vicios y de inventar alguno nuevo, el de eructar contra todo proponiendo como solución misma y única, el propio regüeldo. La irresponsabilidad también está, y en realidad es estrictamente de donde procede, en la mano que mete la papeleta en la urna. Los electores italianos se han dado una fiesta, con un toque bufo y de “vafanculo” muy de casa. Pero ahora habrán de salir de donde se han metido. Porque pueden ladrar furiosamente contra Europa y el euro, pero a ver que hacen sin el uno ni la otra, si el caso llegara.
Pero para nosotros lo malo, aunque algunos disfruten de la astracanada, es el rebufo de la opera bufa en que se han metido nuestros “primos”, en todo, más cercanos. Lo sucedido puede traernos o servirnos bien el contagio bien de vacuna. O las dos cosas. Porque están muy bien estas catarsis de ciscarse en todo. Pero ¿mañana que hacemos?. Italia puede ser ahora misma el peor quebradero de cabeza y el peor dolor económico que añadir a nuestras enfermedades más graves. Pero por otro lado puede traernos algo positivo. La diferenciación a pesar de los pesares entre la seriedad y la farsa. Que puede ser lo positivo y lo que empezaba a insinuarse. Un gobierno imposible y en el mejor de los casos cogido por alfiles y un gobierno estable, por mucho Barcenas que le achuche y hasta , en el colmo de la desfachatez, los demande por despido improcendente, y mucha calle que se le agite. La diferencia entre quien no quiere cumplir lo que pacta y lo que promete, que fue la línea Berlusconi que llevo a su país al precipicio u que es donde lo ha regresado o que quienes con esfuerzo cumplen sus pactos y palabra. Como quiere el gobierno que sea el caso de España. Se hubiera preferido que la cordura hubiera imperado por debajo de los Alpes pero ante el potaje que han montado en Roma de la necesidad puede hacerse virtud y diferenciar entre las legumbres y el caldo, porque nos estamos jugando el garbanzo.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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