Los separatistas catalanes consideran que el argumento del “derecho a decidir” resulta poco menos que imbatible y que su formulación pone a la defensiva a todos los que se oponen a él. Ir contra el “derecho a decidir” es ir contra la democracia, dicen y el argumento ha calado en muchos. Sin ir más lejos en la izquierda catalana, IC y PSC y en cierta parte de la izquierda del resto de España. El argumento-consigna es sin duda poderoso. Sobre todo porque se trata de una enorme mentira y de una verdadera falacia. Tan evidente en el fondo como emboscada en las formas.
El derecho a decidir de los catalanes supone no solo atribuirse un derecho inexistente sino expropiarselo este derecho a los demas, a quienes si lo poseen. El derecho a decidir esgrimido no es ni mas ni menos que un hurto, un robo del derecho de todos los españoles. Un derecho sancionado por todos, votado por todos y expresado con diáfana claridad en la Constitución, ley de leyes y receptáculo del conjunto de libertades, derechos y deberes de la ciudadanía: la soberanía reside en el pueblo español en su conjunto.
Esa soberanía para serlo no puede ni ser troceada ni suplantada. Que es lo que ahora se pretende y se formula con cierta lógica desde el punto de vista del nacionalismo secesionista pero desde la mayor contradicción con sus propios principios por parte del socialismo cada vez más genuflexo y sumiso ante esos postulados reaccionarios y antiigualitarios. Porque ese derecho a decidir de una parte, Cataluña, es ante todo y sobre todo la suplantación del derecho a decidir de todos los españoles sobre toda y cada una de las partes de España. Supone, simplemente, un robo de un derecho que tenemos todos los españoles y que ellos pretenden sustraernos, apropiándose de él.
Con una agravante incluso. La pretensión iría y va aún más lejos. Y se refleja de manera esclarecedora en la relación que el PSC mantiene con el PSOE. Que no es otra que la del privilegio, el abuso y la desigualdad de trato. Resulta que el PSOE no tiene ni voz, ni autoridad ni presencia en las decisiones que el PSC tome en Cataluña, pero el PSC tiene, y ya se ha demostrado cuanta, derecho a presencia, influencia y decisión en el PSOE. Pues algo muy similar es lo que se ha pretendido siempre por parte del nacionalismo catalán. Yo influyo en el Estado cuanto puedo y quiero pero España aquí en Cataluña ni rechistar siquiera. Hasta los indpendentistas más rabiosos quisieran seguir con ese estatus y eso era lo intragable del Estatut anticonstitucional que presentaron.
En resumen y por lo claro, su famoso derecho a decidir no es ni más ni menos que robarnos a nosotros, a todos, un derecho y pretender que el todo no pueda decidir sobre la parte sino la parte sobre el todo.