Si la vara de medir que Blanco aplicaba con profusión a todos fuera con la que se midiera el mismo de su escaño parlamentario llevaría mucho tiempo ocupado por otro. Pero, por ahora lo seguirá calentando el.
Tráfico de influencias y prevaricación es lo que le apunta el fiscal, a la falta de unos nuevos documentos y pruebas que la UDEF está ultimando y que su defensa quiere que no tengan cabida donde se busca demostrar el hilo conductor entre sus “gestiones” a favor de empresarios amigos y la adquisición y obras de mejora de su más que lujoso chalet de Las Rozas (Madrid). Esta vivienda, así como la segunda residencia al borde del mar en la costa gallega, son por si misma pruebas de una evidencia muy rotunda. Su paso por la política le ha producido sin duda un rendimiento inmobiliario importante.
La ansiada transparencia que tanto se demanda obliga como poco a aclarar ante la opinión publica y más dada su aireada condición socialista a aclarar como alcanzo tales bienes partiendo de tales sueldos. Porque la valoración del casoplón madrileño no baja, ni con los precios de crisis, del millón de euros. Y que quienes le hicieron los arreglos fueran algunos con los que chateaba para “agilizar” autorizaciones de sus empresas tampoco resulta muy ejemplarizante . Vamos que lo que viene a la cabeza es aquello tan ilustrativo del viejo cuplé: ¿De donde saca “pa” tanto como destaca?.
Particularmente me resulta de por si escandaloso, aunque tenga todas la bendiciones legales, que se le pagara con dinero proveniente de Interior, que entonces dirigía Rubalcaba, o de la Fundación Ideas, pero en cualquier caso a través del PSOE nada menos que 100.000 euros para instalar determinadas medidas de seguridad de un total de 168.000 que supusieron las obras de mejora. En estos tiempos eso da para dos pisos y cobijo para un par de familias y los de “Stop desahucios” algo se les ocurriría decir al respecto. No digo ya por parte de tantos amenazados por ETA y esa legión de concejales que han soportado su sangriento aliento en el Pais Vasco durante tantos años.
Si la vara de medir a aplicar a Blanco ha de ser, por principio aunque sea difícil sustraerse a la de reciprocidad con la que él utilizaba, algo similar habrá que plantearse en cuanto a la repercusión, o incluso persecución, mediática. En esto de la tolerancia cero con la corrupción, sea cual sea su color político, y la neutralidad política activa en su combate, los medios de comunicación tienen una oportunidad de oro con el caso, tanto por relevancia, fue nº 2 del PSOE y poderoso ministro de Fomento, como por la profusión de sus propias perlas declaratorias que será muy fácil expurgar de los archivos y que son ahora de muy directa aplicación a su persona. O sea que su B tenga un lugar notorio al lado de la B de Barcenas. Vamos que no se entiende, ¿o si?, como ciertas televisiones no tienen cámaras apostadas a las puertas de su domicilio y le siguen por do quiera que vaya. ¿Lo harán?. ¿O en su escaleta y en las portadas solo seguirá habiendo titulares y espacio para las peinetas del ex tesorero?.