Las bravuconadas del reino comunista de Corea del Norte no son nada nuevo. Se han hecho costumbre anual desde hace varios años.
A los periodistas nos gustan los guerras como a los políticos los niños en campaña electoral para besar delante de las cámaras. Por eso, los periódicos y los telediarios dedican páginas y minutos, respectivamente, a los aspavientos de la monarquía comunista de Corea del Norte (ya van por el tercer rey dentro de la misma familia), pero, sinceramente, no hay para tanto.
Una vista al archivo, en los periódicos que lo conservan y no lo han liquidado, habría insuflado en los periodistas cierta moderación por el aire de déjà vu. ¡Qué daño han hecho los ERE en la profesión! Veamos una sucesión de hechos similares en años anteriores.
-Las dos Coreas firman un pacto de no agresión, que muchos tontos consideraron que cerraba otro episodio de la Guerra Fría (agosto de 1991)
–Corea del Norte amenaza desatar un «mar de fuego» (marzo de 2003).
–Corea del Norte amenaza con atacar a Corea del Sur. King Jong-Il rompe el armisticio de guerra pactado en 1953 con el país vecino (mayo de 2009)
–Seúl acusa a Corea del Norte de torpedear su fragata en la que murieron 46 personas (mayo 2010).
–Corea del Norte bombardea la isla surcoreana de Yeonpyeong y mata a dos personas (noviembre 2010).
Aquí tenéis una cronología extensa hasta 2010 de las relaciones entre ambas Coreas y de las periódicas bravuconadas de los reyes comunistas, en las que suele morir gente. Y es que con los comunistas no puede haber paz, sino tregua.
¿Estoy convencido, por tanto, de que no habrá guerra? Pues no, porque lo que he aprendido de mi experiencia en la vida y de mi estudio de la historia es que pocas veces los hombres actúan pensando en su beneficio; la mayoría de las veces, sus actos están dirigidos por la ignorancia, la mentira, la envidia, la codicia, y hasta la estupidez. Por tanto, Kim III podría creerse su propaganda y pensar que una ofensiva militar haría que los ejércitos de Corea del Sur, Japón y Estados Unidos se desvaneciesen.
¡Feliz Pascua!
