La conmemoración del golpe de Estado que trajo la II República (las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 las ganaron los monárquicos) reunió en Madrid a un puñado de manifestantes.
Con el hundimiento de todas las instituciones, la impopularidad de los partidos políticos establecidos, el desprestigio de la familia real, la herencia suiza de Juan de Borbón, la imputación de la infanta Cristina, el Urdanga empalmado, el elefante y el PSOE jugando ahora a ser republicano, los de la tricolor reunieron sólo a unos pocos miles de manifestantes en toda España.
Les vi en Madrid, en torno a Cibeles y al Retiro, y cualquier manifestación contra el aborto o la política educativa de ZParo decuplicaba la asistencia, y los autobuses aparcados junto a las rejas del parque no eran más que cuatro o cinco. Muchas de las feas banderas con el morado eran más grandes que quienes las portaban.
El PCE se volcó en acarrear a sus partidarios y el resultado fue una manifestación ridícula.
El sectarismo de la izquierda impide que movimientos como los del 15-M, Democracia Real Ya y Stop Desahucios cuajen y se extiendan. Es innegable que la izquierda ahoga toda causa justa a la que se abraza. La monarquía actual recurrió para legitimarse sólo al bienestar económico o a la condición de conseguidor de contratos para las empresas españolas, y cuando estos elementos fracasan, su principal apoyo es el asco y la cutrez que producen sus adversarios tolerados. En Badajoz, los moraos exhibieron una bandera de los terroristas del Grapo y vendieron bustos y quincallería de esos benefactores de la humanidad progresista que fueron Lenin, Marx y el Che.
La realidad es que la idea republicana, antes estigmatizada por muchos de los que ahora la reivindican (¿verdad Sopena?, no está siendo aprovechada por los moraos. Y eso es bueno.
Pregunta: ¿adónde van los nuevos republicanos, ya que no se unen a Izquierda Hundida?
CODA: Si viviésemos en la III República, Cayo Lara y compañía ¿permitirían a los monárquicos manifestarse? Recordemos que la bandera bicolor, la tradicional, la de la I República, por cierto, y la única legitimada por un referéndum, era ilegal en la II República.
–Cuando socialistas y comunistas rompían banderas republicanas
–Pío Moa: «Largo Caballero y Alcalá Zamora acabaron con la República»
