La Marea de Pérez Henares

Las «tripas» de las encuestas

Otorgar ahora un exceso de credibilidad a la encuestas es un ejercicio tan arriesgado como inútil. Las urnas quedan muy lejos y la afirmación del voto se efectúa como algo lejano y en absoluto ejecutable de inmediato. Vamos un algo así, pero al contrario, como responder a la pregunta de que haría usted se le tocara la lotería. Pues vaya usted a saber y más aún que una cosa es decir como repartir los pájaros volando y otra bien diferente repartir el que se tiene en la mano.
Pues aquí igual o parecido. Porque queda mucho agua que correr bajo los puentes y la percepción puede cambiar para bien o para mal y además a la hora de la verdad, que es la de meter la papeleta en la urna, otros factores determinantes emergen con fuerza y suelen tender a un cierto encauzamiento de aguas.
Pero dicho lo anterior, las prospectivas que se van publicando marcan una senda reiterada, una tendencia cada vez más explicita de conmoción en lo que desde el principio de esta democracia y desde luego desde 1982 se ha mantenido prácticamente inalterado. La hegemonía absoluta del bipartidismo.

Eso hoy aparece cada vez más cuestionado. La bolsa de votos del PP, falta de resultados ante la crisis y el paro, amen de corrupción y escándalos, sufre un desgaste tremendo, aunque manteniendo una mayor fidelidad que su oponente el PSOE, y sin una deriva clara hacia otra formaciones, ya que tan sólo UpyD parece ser receptora de algunos de estos sufragios que más bien tienden a la abstención.

Por su parte el PSOE, a pesar de ejercer la oposición, un plus, sigue señalado como responsable primero y hasta primario de la catástrofe y percibido, hasta en sus caras, como ese fatal pasado. Pero en su caso si existe un factor cada vez más claro de corrimiento de sus bases hacia Izquierda Unida que alcanza en estas lejanas intenciones cotas de votación nunca alcanzadas ni siquiera en sus antecedente del PCE en sus mejores tiempos en los que transitaba por el 10%. Un 15% largo ahora.

Pero en la reciente encuesta de Demoscopia, publicada en abril por El País, se ocultó un dato demoledor y muy significativo de las “tripas” del sondeo antes de ser “cocinado”: Por vez primera en la historia I.U superaba a los socialistas en intención directa de voto, un 10,7% sobre un 8,8%. Tan solo un mes antes, la encuesta publicada en marzo arrojaba un resultado en este tramo donde el PSOE aún estaba por delante, un 10,5% por un 8,6% de IU.

No sería ni prudente ni medio serio tomar lo reflejado por bueno y antecedente de un resultado en urna. Pero no querer ver ni oir lo que el dato está gritando resulta suicida. Y el PSOE parece que es la postura que está adoptando. O aún peor. Porque lo que ya resulta todavía más descabellado es, lejos de recuperar su espacio y su posición, irse cada vez más del ramal de los otros y seguir sus postulados, estrategias y tácticas. O sea, entregarles la hegemonía en el discurso, en la acción de oposición y en la calle. Y eso, exactamente eso, es lo que está haciendo el PSOE, enfangado en pasado, en presente y en una crisis absoluta de doctrina y liderazgo.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

Lo más leído