¿Han decidido los dueños de El País jugar la carta de los lectores educados y han empezado a limpiar el periódico de los que producen el ambiente tabernario y de burdel que tanto daño le ha hecho?
Hasta ahora una de las diferencias entre la izquierda y la derecha es que ésta era cainita con los suyos mientras que la primera actuaba, en verdad, como una familia. ¡Cuántos catedráticos, directores de periódico (¿verdad, Luismaría?) y RTVE, empresarios y políticos adscritos a la derecha preferían repartir premios, tribunas, subvenciones, tesis doctorales, embajadas, comisariados de exposiciones, libros, programas de televisión, puestos de profesor y otras sinecuras entre los enemigos antes que entre los amigos! Ya sabéis, para quedar como tolerantes, cubrirse las espaldas, hacerse perdonar sus orígenes y actos y otras excusas similares. Por el contrario, las izquierdas han ejercido siempre una camaradería que ha brillado por su ausencia en las derechas. Pero la perversión de los tiempos modernos también ha llegado a la izquierda. Ante el olor del dinero, el miedo a perder el empelo (¡aunque hayan cumplido la edad de jubilación!) y la obediencia al jefe, los lazos de lealtad se rompen al primer tirón.
En El País, antes ejemplo de orden militar prusiano y camaradería legionaria, desde que el millonario Juan Luis Cebrián echó a los Polanco y el periódico se convirtió en el Diario de Liberty, los progres han empezado a comer progres. Ya ha ocurrido en los anteriores ERES. Uno de los caídos por Cebrián y el Imperio Progre fue Javier Valenzuela, a quien, según Hermann Tertsch, el propio Janli quería ver como director. Ahora ha sido devorada Maruja Torres, la insultadora mayor del periódico.
O quizás todo se deba a una nueva estrategia de Liberty de airear las cuadras de El País para recuperar los lectores que han huido debido a los insultos, los esputos y el guerracivilismo que encontraban en sus páginas.
Lo cierto es que el carné de progre ni la hoja de servicios protege ya a nadie. ¡Adónde vamos a llegar! Y la culpa es del PP o de los neoliberales, como ya explicó Forges, para salvar su trasero.
Pobres progres. Ya se comportan como los burgueses de sus caricaturas, siempre con miedo.
ANTOLOGÍA DE INSULTOS DE MARUJA
–Confesiones íntimas: Maruja Torres se ducha cada tres días
–Maruja Torres desea la muerte de Esperanza Aguirre ¡en el hospital de Leganés del doctor Montes!
–Los votantes del PP son unos hijos de p..
En una sociedad sana, no la que gobierna el Imperio Progre, Maruja Torres ni habría ganado el premio Nadal ni se habría convertido en personaje popular, en la Belén Esteban de los que, una vez al año, leen un libro.
