Hay quien no quiere verlo, o mejor dicho, le molesta profundamente contemplarlo. Pero empieza a hacer calorcillo. Hay una nueva temperatura y un mejor clima. Más horas de luz, vamos, y aunque las sombras sigan siendo ominosas, los síntomas son positivos. Por haber empieza a aparecer incluso algún optimista. Por mi lado me quedo en observar con atención y sin alharacas ese nuevo clima que parece empezar a abrirse paso. Y no estoy hablando del tiempo, sino de economía, de política y de estado de ánimo.
Ya sé que cada día hay un elemento para rasgarnos las vestiduras, dentro, fuera y en Grecia. La corrupción a cada auto nos descubre nuevas y pestilentes tripas. Que las limpien los jueces, que en ello andan y, con algún tropezón, no parece que vayan por mal camino. Y caiga quien caiga. Que están cayendo por todos lados y me da igual banqueros, que conseguidores sindicales, que del PP, que del PSOE, que la B sea la de Barcenas, la de Blasco o la de Blanco, que sea Andalucía o Valencia . Eso hay que limpiarlo y no admitirá la sociedad otra cosa que el baldeo a fondo y suicidas serían los partidos, las instituciones y la Corona si no tomaran nota de que comportamientos que un día pudieron camuflarse resultan hoy absolutamente intolerables.
Pero junto a ello, otras cosas parecen ir cogiendo senderos más despejados. Atrás quedó el rescate que visto lo visto era el sacamantecas pero ya eso no vale, ni la austeridad como mantra único, aunque fuera necesaria. Se empiezan a transitar otras veredas. Lo de Monago, más allá de interpretaciones y cuentas sobre los pies del gato, no hace sino, y desde la humildad que le permite su tramo autonómico, que indicar por donde va el aire. Ya lo había hecho Cospedal en Cuenca el día 31, aunque no entrara en el IRPF, y ahora el de Cantabria. Extremadura y Castilla-La Mancha han sido campeones en rebajar el déficit. El gesto lo hacen ahora porque pueden. No hay desafío sino más bien exploración. Más cuando se empieza a perfilar la noticia de que la recesión, según BBVA y Caixa puede darse por acaba en el tercer trimestre, aunque Funcas lo lleva al 4º. Pero ahí están. Para acelerar llegados a ese puntos la recuperación es imprescindible la bajada de impuestos. Y está muy claro que es por donde el Gobierno va a ir más pronto que tarde. En cuanto pueda e incluso en cuanto piensen que van a poder pasado mañana. Si hasta lo ha dicho Montoro “el malo”.
Van a bajar los impuestos y van a resistirse como gato panza arriba a cualquier aumento o nuevo recorte. Lo decia Rajoy del IVA y señalaba el tope de los 67 años en jubilación. Sobre pensiones, tras el dictamen de los expertos, ahora queda toda la tela por cortar.
Al PSOE le va a costar mucho, me temo, adoptar posiciones razonables, que sabe sin embargo, que es necesario poner en practica si no queremos arriesgarnos a un colapso. Los sindicatos ya ven. A su experto, serio y responsable, Miguel Ángel García, de CC.OO, que era consciente de lo que se cocía y lo que firmaba, lo han estigmatizado. Poco puede esperarse por ese lado. Pero las pensiones si queremos cobrarlas en el futuro hay que reformarlas. Y los que mas gritan, son los que mejor lo saben. Pero hasta por ese lado hay un nuevo vientecillo. El pacto Rubalzaba-Rajoy para una posición común en Europa, en exigencia del fluir crediticio y del empleo juvenil, no es el SuperPacto. Pero es un acuerdo importante y necesario. Viene bien a España y ayuda en la batalla de finales de junio donde nos jugamos cosas importantes, de las de comer.
Lo de la bajada del soufflé separatista por parte de Artur Más es lo que, a pesar de que a la fuerza le ahorcan, que empieza a oler ya el cadáver y que CiU no quiere ser enterrada con el, no me acaba de aliviar. De no fiarse en absoluto, de saber que la intención sigue ahí y siguen pensando en ejecutarla. Cuando vea la ruptura ERC-CiU, que espero no tardar en verla, puede que me lo crea un poco. Ahora apenas nada.