¡Tenemos ministro de Agricultura!
Una de la cosas que tiene este gobierno, y no es poca, es Ministro de Agricultura. Es algo bastante novedoso, no crean. Porque el campo, esa postal para tantos, no mereció durante mucho tiempo, y de manera más que acusada, mas que el mayor desdén. Así que hubo una señora, Cristina Narbona de las Desaladoras, que odiaba los trasvases, los átomos y tenía como consejeros aúlicos a lo más talibán de nuestro ecologismo, Elena Espinosa sabía, al menos, de pesca y decorosamente hacía lo poco que le dejaban, y de postre fue la ex alcaldesa de Córdoba, como pago a su tocata y fuga del PCE-IU, quien entendía a los agricultores como enemigos en potencia de su amado medio ambiente. Por ello, tener un ministro de Agricultura, era ya muy a tener en cuenta. Que fuera además alguien que supiera de eso y que se conociera todos los vericuetos de Bruselas, y había estado ya en ello en tiempos como sucesor de la añorada Loyola de Palacio era todo un acontecimiento.
El señor en cuestión se llama Miguel Arias Cañete y aunque algunas terminales mediáticas pretendan que lo suyo para la historia sean las duchas frías, resulta que es un verdadero crack negociando y que ha logrado poner a España, a su cada vez más potente, trascendental incluso en este momento de crisis, sector primario, donde le corresponde en Europa, que es en la cabecera de la mesa. Hace unos meses entró a una negociación donde parecíamos condenados a salir escaldados y de la que salimos manteniendo el flujo positivo de dinero hacía nosotros. Casi ni nos enteramos. Los “medios” están en otras cosas siempre, preferentemente Barcenas, e hicieron como que no tenía la más mínima importancia. Por no “venderlo” el éxito no lo vendió ni su propio Gobierno. Algo también muy habitual en ellos.
Ayer, Cañete, lograba que los fondos PAC para nuestro campo se fueran a la friolera de 47.000 millones de euros para el periodo 2014-2020. Más que el rescate a la banca, oiga. Pero no se si mañana merecerá titular alguno, abrirá honores de telediario alguno o al menos una llamada en portada o un destacado en “totales”.
Pero ahí está algo esencial para nuestra economía, para nuestra recuperación, para esas exportaciones que están siendo el clavo ya no ardiendo sino cada vez más seguro asidero y con algunos matices que además suponen mayor justicia distributiva en su reparto. Porque lo que hay que apoyar es la agricultura productiva, con baremos asimilados a ellas, y no la subvención al baldío o al campo de golf, o al aeropuerto, o a todo tipo de superficies- no es broma- que cuentan como hectáreas y lo son pero nada tienen que ver con el agro. Mucho más habría que hacer en ese aspecto y sin entrar en falsas demagogias. El dinero a quien cultiva y produce, sea villano o marques, terrateniente o de “piazos”, pero no a quien se ha embolsado pastizaras por dejarlo yermo.
O sea, y sin que sirva de precedente, que ahora que ya llega el calor hasta puede que le hagamos caso señor Cañete hasta en ducharnos con fría. Pero en septiembre ya le digo que volvemos a la caliente. Y usted no se haga el machote y no nos coja una pulmonía.