El Supremo ha tomado el relevo del Gobierno y del Constitucional para dejar a políticos libres de polvo y paja.
El Régimen ha escuchado la voz del pueblo. Ante la indignación popular por la concesión de indultos al banquero corrupto Alfredo Sáenz, al conductor asesino de Valencia, a los mozos condenados por tortura, a los políticos condenados por corrupción, la reacción ha sido la que corresponde a una democracia avanzada y popular. A partir de ahora, quien impedirá que los pilares del Régimen entren en la cárcel será el Tribunal Supremo.
La semana pasada, tres magistrados progres (Joaquín Giménez, ¡cómo hablabas en Deusto y en Bilbao contra los delincuentes de cuello blanco!) dijeron que la llamada de Pepiño Blanco como ministro de Fomento a un alcalde no implicó presión para torcer la voluntad de la Administración.
Esta semana, el Supremo ha reducido la condena al ex ministro Matas a nueve meses, de manera que no entrará en prisión. Pero Matas no se ha quedado contento y anuncia que va a recurrir a la bomba atómica de los políticos, los oligarcas y demás caciques: el Tribunal Constitucional.
Ya sabéis lo que se dicen Mariano y Alfredo: «uno para mí otro para ti».
Y CiU, que todavía no tiene Supremo pero lo tendrá, ha puesto en la calle, aunque con el sambenito de la condena (impuesta por los tribunales del invasor español, claro), a los dos ex presidentes de Ferrocarrils de la Generalitat de Cataluña (FGC) condenados por malversación Enric Roig y Antoni Herce, con el recurso de darles el régimen abierto. Si esto hacen con la prisiones transferidas, ¡qué harían si tuviesen los tribunales, la Agencia Tributaria y la Guardia Civil! Malditas autonomías.
En cambio la ladrona corrupta de María Antònia Munar va de cabeza a la cárcel… porque no es parte de la casta, la que parte y reparte en Madrid y Barcelona.
¿Os parece una visión conspirativa de la realidad?, ¿una falta de confianza en los jueces? Bueno, dadme otra explicación y leed Quo Vadis, Supremo?
EL PREVARICADOR GARZÓN, JUEZ MORAL
Otro espectáculo vomitivo: Baltasar Garzón, diputado del PSOE y condenado por prevaricación al violar derechos fundamentales, da lecciones de moralidad y regeneración en El País, el mismo periódico que le atacó con saña cuando investigaba los GAL y que se opuso a su regreso al juzgado de la Audiencia Nacional. ¡Menudo par!
cuando millones de personas decentes claman por la limpieza y la transparencia
Espero que el condenado Garzón, que escribía cartas al presidente del Banco Santander para pedirle dinero para unos cursitos no tendrá el rostro de incluirse entre esos millones de personas decentes.
