Antonio Elorza compara al Papa Francisco con Benedicto XVI en un artículo en El País titulado ‘La renovación del Papa Francisco’:
Francisco ha modificado sustancialmente la relación entre pecado y libertad humana. La consideración tradicional del pecado como expresión del Mal, causado por la desobediencia al mandato de Yavé -relato del Génesis- llevó a construir desde el catolicismo una historia de la humanidad presidida por el hecho fundacional de la Caída. El Catecismo de Ratzinger lo refrendaba, según mostré en mi artículo La construcción de Dios. Ahora el eje del dilema entre el Bien y el Mal se dirime en el interior de la conciencia de cada uno, pudiendo contar además con la ayuda de la gracia divina en el marco de una concepción antropológica optimista.