La Marea de Pérez Henares

¿Periodismo o agitación?

Los nuevos medios de comunicación han revivido el panfleto. La agitación y la propaganda como sustitutos de la información. Pero eso, aunque se pretenda hacer pasar por ello, no es prensa.
El consolidado formato de la telebasura y la exhibición obscena de cualquier miseria ya ni siquiera ajena, pues ahora lo que vende es la propia, ha sido el prólogo en el tiempo de este nuevo y aún más demoledor “estilo” de «agiprop» político.

Se suponía que la piedra angular de periodismo era el intento de veracidad. De contar una realidad a lo que luego se añadía la insoslayable subjetividad, la personal manera de interpretarla en función del ojo, el sentimiento, la interpretación y los parámetros de pensamiento e ideología de quien la veía y contaba. Con ello se contaba, como algo esencial y propio de la condición humana, pero, al menos, existía el principio de del hecho y la pretensión de la verdad.

Pero todo ello parece estar siendo arrumbado y hasta desacreditado como fórmula. Se acude a la noticia con la intención ya decidida de conducirla hacia el ascua predeterminada. Y si el hecho no quiere arrimarse a la pretensión, no importa. Se fábrica a imagen y semejanza. Programas y hasta cadenas practican tal metodología como parte de la modernidad más luminosa. La objetividad no existe siquiera ni como propuesta y mucho menos como objetivo.

Hay algo mas, sin embargo, y aún más nocivo. Son las llamadas redes sociales y en particular aquellas que tan solo admiten como posibilidad expresiva la consigna aquilatada en un número tan escaso de caracteres que solo quepa lo que en una pancarta cabe. O sea, una consigna.

En tal ámbito campan como pletóricos conquistadores lo nuevos “guardias rojos” de la revolución cultural, que ahora llaman tuit a lo que llamaron dazibao, prestos a replicar hasta la nausea una soflama, a reproducir urbi et orbe la consigna, a convertir en verdad la más goobelsiana de las mentiras. Esa es una. La otra, en linea con aquel pasado, que quizás desconozcan pero cuyo método calcan, es acudir en tropel y con el martillo a romperle los huesos de la mano a cualquier “pianista” que ose interpretar una melodía contraria o a cualquier “intelectual burgués y vendido” que pretenda algún atisbo critico. Es más, a cualquiera que no de la prueba absoluta de sumisión a la totalidad completa de sus postulados. La criminalización y el sambenito de por vida es colgar, por parte de esa santa inquisición autoproclamada progre, a todo lo que se mueva y les moleste, el calificativo de “facha”. Palabra que emplean como si de una excomunión se tratara y que arroja de por vida a los que la reciben a las tinieblas exteriores de lo que es el paraíso de los “buenos”.

Pues todo eso, es hora de decirlo, nada tiene que ver con el periodismo. Que habrá que empezar cualquier día de estos a reivindicar y a poner en valor y que, sin embargo, miles de honrados profesionales practican a diario en su trabajo continuo, en su medios y en sus empresas. Que es una digna profesión que nada tiene que ver con el agripop y que así hay que decírselo por mucho que a algunos les moleste.

P.D. Dedicado a mis compañeros del Diario de Burgos. Con todo mi afecto y solidaridad

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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