Este lunes, 20 de enero de 2014, Juan Manuel de Prada publica en ABC una columna titulada ‘El adulterio en Francia’, en la que arranca diciendo:
Alguien dijo que el adulterio es un género literario francés; pero se quedó corto, puesto que el adulterio es el único relato que les queda a los franceses, después de que vendiesen su primogenitura por un plato de lentejas revolucionarias
Añade que:
Por supuesto, el adulterio es cosa de simples hombres pecadores; pero la obsesión adulterina es un invento de la burguesía revolucionaria. Y así el pueblo francés, convertido en ciudadanía rebañega, empezó a pensar que siendo adúltero disfrutaría más opíparamente de las delicias revolucionarias, mientras la burguesía acaparaba las rentas de la aristocracia
Y concluye:
Pero nadie había alcanzado extremos tan grotescos en su obsesión adulterina como este majagranzas de Hollande (que tipos tan plebeyos alcancen la máxima magistratura republicana nos da una idea de la decrepitud de Francia y de su sistema político), que primero se divorcia para amancebarse y después exhibe orgulloso a su barragana, como si fuera su mujer; para, finalmente, ponerle los cuernos, nostálgico de un adulterio que, en puridad, no lo es, porque a las barraganas no se les pueden poner los cuernos