Este miércoles, 22 de enero de 2014, Benjamín López publica en El Semanal Digital una columna titulada Newton, la economía y los palos en las ruedas, en la que arranca diciendo:
Newton demostró que a mayor masa, mayor inercia. Aplicado a la crisis esto sería algo así como que a una economía como la española cuesta mucho ponerla en marcha pero que una vez que coge velocidad es relativamente sencillo mantenerla. Ese principio físico tan sencillo explicaría también por qué Zapatero vivió de las rentas unos cuantos años; sin reformas de calado, sin empuje nuevo, la economía se vivió de la inercia durante muchos meses. El frenazo fue lento y paulatino, pero constante, a partir de principios de 2008. Y así llegamos al parón definitivo en 2012 y buena parte de 2013. Ahora estamos en la fase de ponerla a andar desde cero. Y cuesta mucho.
Añade que:
La recuperación del consumo interno es un factor fundamental para la salida de verdad de la crisis. Hasta ahora el crecimiento del turismo y el de las exportaciones están tirando del carro, pero falla la pata del consumo, que es clave. Si dejamos de comprar, la economía entra en una espiral diabólica: menos compras, menos ingresos para el comerciante y para el fabricante que prescinden de empleados, que a su vez dejan de consumir al quedar sin empleo y eso provoca que el consumo siga cayendo y que el que conserva su puesto de trabajo tema perderlo (desconfianza) y también consuma menos; y así sucesivamente.
Concluye que:
Todo indica que, de forma tímida, nos encontramos en el inicio de ese proceso de recuperación, echando a andar la máquina sobre las vías. A mayor masa, mayor fuerza hay que ejercer para conseguir velocidad. Y según otro sencillo principio físico, siempre que se aplica una fuerza a un objeto, la fuerza neta es por lo general menor que la fuerza aplicada. Esto se debe a la fricción.
El Gobierno, hay que decirlo, empuja solo y el éxito sería mayor si no encontrara tanta fricción, si otros partidos, en lugar de poner palos en las ruedas, se dedicaran también a arrimar el hombro. Quizás sea demasiado pedirles que engrasen los rodamientos y pulan las vías pero, al menos, hay que exigirles que no estorben por intereses partidistas y cálculos electorales. A todos nos va el futuro en ello.
