Este viernes, 24 de enero de 2014, Pilar Rahola publica en La Vanguardia una columna titulada ‘Toreando a la cárcel’, en la que arranca diciendo:
A pesar de ser carne de corazón -con episodios bastante chusqueros-, Ortega Cano hace tiempo que tiene su lugarcito en las páginas de información general. Y no por ser un crack de alguna cosa, sino por haber matado a Carlos Parra en un accidente de coche mientras conducía, según sentencia, bajo los efectos del alcohol.
Añade que:
Durante demasiado tiempo matar en la carretera salía gratis, y cuando, gracias a la lucha de los familiares de víctimas, se cambió la legislación y empezaron a caer sentencias de cárcel, el ministerio demostró una manga muy ancha otorgando indultos a los conductores sentenciados.
Sobra recordar el caso del kamikaze que condujo en sentido contrario y mató a un joven, y que fue indultado por Gallardón, con el añadido de que su hijo trabajaba en el bufete que tramitó el indulto.
Y concluye:
Lo mínimo que se puede pedir es que el tipo que salió a la carretera borracho, invadió la calzada donde circulaba otra persona y la mató pase un tiempo tras las rejas. La noticia, pues, es que se hará lo correcto. Lo cual, si es noticia, es que estamos fatal. Recordemos a Farruquito…