CARMEN RIGALT

«Rosell, el hombre melifluo que quería ser Pilatos, una vergüenza»

"Rosell, el hombre melifluo que quería ser Pilatos, una vergüenza"
Carmen Rigalt.

Este domingo 26 enero 2014 Carmen Rigalt titula ‘El hombre que quería ser Pilatos‘ su crónica social de la contraportada de El Mundo:

«La espantada de Sandro Rosell me lleva a los presidentes de clubes de fútbol, una casta que ha dado grandes momentos al periodismo de espectáculo. ¿Quién no recuerda a Gil propinándole un mandoble al ex gerente del Compostela? ¿Y a Laporta quedándose en calzoncillos ante un arco detector de metales? ¿Quién no recuerda a González Caldas con Sofía Mazagatos, la miss del candelabro? ¿Y a Del Nido, condenado por el Supremo, que ha sido capaz de unir a la mayoría de clubes para que pidan su indulto? Sandro Rosell no ha dado momentos gloriosos. Se nota que no ha estado familiarizado con la construcción. El ladrillo imprime carácter y él es un hombre apacible, educado, físicamente dulzón, tirando a buenista. Empezó con el marketing deportivo y los patrocinios (como Urdangarin: ambos llevan el sello de ESADE), pero descubrió pronto la industria del fútbol y fue directamente al grano. Amparado por el grupo Godó, conquistó la presidencia del Barça tras desalojar a Laporta, cuya gestión estaba en entredicho.»

Añade:

«Lo que da más cuenta de su carácter melifluo son algunos hechos registrados durante su mandato. Devolvió a la grada a los boixos nois, expulsados del estadio por Laporta, lidió torpemente con el difícil patrocinio de la Fundación Qatar, y su falta de carisma le alejó de la masa social. Lo que más le retrató, empero, fue su ambigua posición en una asamblea en la que se decidió llevar a Laporta a los tribunales. Rosell azuzó el incendio y a la hora de la verdad enarboló un voto en blanco que definía su incapacidad para dar la cara. Lo que hasta ese momento parecían cualidades del hombre moderado y convergente, no eran sino los signos de una indefensión mayúscula. El presi estaba sitiado por su profunda cobardía.»

Y concluye:

«Rosell ha sido uno más en la casta. Uno más que se ha creído impune. A la espera de que las impunidades de los clubes prescriban algún día, seguimos soportando sus privilegios. Sólo eso explica que adeuden millones al Fisco y a la Seguridad Social. Una vergüenza.»

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