Este jueves, 30 de enero de 2014, Fernando Ónega publica en La Vanguardia una columna titulada ‘La oxidación de la joya de la corona’, en la que arranca diciendo:
Desaparecido Tierno Galván y retirado Joaquín Leguina, Madrid fue un paseo militar para el Partido Popular. Elección tras elección, todo el poder fue cayendo en sus manos y sus candidatos conquistaron casi todas las plazas sin resistencia de la izquierda.
Añade que:
El histórico cinturón rojo se fue tiñendo de azul; Caja Madrid fue la manguera que regó las finanzas al gusto de la derecha; Esperanza Aguirre y Ruiz-Gallardón se convertían en fabricantes de votos, y un coro de voces conservadoras transformaba el Madrid crisol de las Españas en el crisol del Partido Popular.
Y concluye:
Hay una sensación de desinfle. De provisionalidad. De oxidación de la joya electoral de la corona. De que se marchita el vivero de votos. De que Madrid será el anticipo del futuro Parlamento ingobernable, porque no crece el PSOE, sino Izquierda Unida y UPyD, ese fenómeno tan madrileño. Pero el presidente Mariano Rajoy está tranquilo: cree que esto también lo resolverá la recuperación. Y la mano santa de una oportuna reforma fiscal.
