Este sábado 1 febrero 2014 Ignacio Camacho titula ‘El paseíllo’ su columna de opinión en el diario ABC:
Por una especie de perversión rutinaria introducida defacto en la práctica judicial, una significativa parte de la opinión pública española ha dado en creer que el llamado paseíllo de imputados constituye poco menos que un derecho constitucional colectivo, cuyo sujeto no sería el justiciable amparado por la presunción de inocencia sino el conjunto de una sociedad decidida a evacuar por su cuenta un veredicto anticipado de culpabilidad y aplicar la pena de ignominia invistiendo al sospechoso con el sambenito simbólico del repudio. Sólo así se entiende la polémica sobre el acceso de la Infanta Cristina a los juzgados de Palma, que la mayoría de los ciudadanos considera un requisito inapelable de una igualdad ante la ley que habría que contrastar no sólo en los trámites procesales sino en el exterior de la sede del interrogatorio.
Añade:
De este modo una costumbre ciertamente lesiva para las garantías morales de los interrogados se ha transformado en una exigencia popular vinculada a la aceptación del principio de la equidad de la justicia, como si la diligencia de imputación incluyese de por sí la obligatoriedad de someter al declarante al estigma de un tránsito bajo la mirada global de la televisión y el reproche coral de una simbólica avanzadilla airada en representación de las masas soberanas.
Y finaliza:
Le guste o no, sea justo o injusto, este proceso se ha convertido en una cuestión de naturaleza institucional y de una politicidad intrínseca, y resulta obvio que ni ella es una imputada más ni quienes desean increparla en un abucheo justiciero y expiatorio lo entienden de otro modo. Éste es el fondo del asunto: las circunstancias –y sus propios y reprochables manejos– han colocado a la hija del Rey en el centro de una catarsis. La normalización del escarnio como pena adelantada constituye una degradación jurídica y un vicio populista, pero –entiéndase la ironía— la realeza siempre ha estado históricamente obligada a complacer a su pueblo.