Este martes, 11 de febrero de 2014, José Antonio Zarzalejos publica en El Confidencial una columna titulada ‘¿Queremos o detestamos a los catalanes?’ en la que arranca diciendo:
El independentismo, según muchos sociólogos, tiene una raíz, además de identitaria, afectiva: se hacen secesionistas aquellos grupos que no se sienten queridos por el conjunto de los ciudadanos del Estado en el que se insertan.
Añade que:
Mariano Rajoy, aunque incapaz de transmitir tanta calidez sentimental, construyó un muy buen discurso el pasado 25 de enero en la convención del PP catalán en Barcelona. Y acudió también a las emociones: «Vengo a dar mis razones, pero antes vengo a dar testimonio de mi afecto
Y concluye:
Siendo cierto que muchos españoles están más cerca de detestar que de querer a los catalanes (y a la inversa) -de ahí el movimiento expulsionista, ese que propugna que Cataluña se vaya de España lo antes posible-, ello no justifica el secesionismo

