Este miércoles, 12 de febrero de 2014, Antonio Casado publica en El Confidencial una columna titulada ‘El apagón de la Justicia Universal’ en la que arranca diciendo:
El principio de Justicia Universal supone abolir las fronteras para la persecución de delitos de lesa humanidad (genocidio, crímenes de guerra, ejecución extrajudicial, desaparición forzada y torturas). El Gobierno se lo quiere cargar porque es una fuente de conflictos diplomáticos.
Añade que:
En Pekín están muy cabreados con España por la osadía del juez Ismael Moreno, que acaba de dictar una orden de detención internacional contra el expresidente Jiang ZeMin y el exsecretario general del Partido Comunista Li Peng, máximos responsables de la cruel represión contra los habitantes del Tíbet.
Y concluye:
Para evitar que la aplicación del principio se convierta en fuente de «disputas inútiles que sólo generan conflictos diplomáticos», según la doctrina oficial del PP, cuyos votos sirvieron anoche para dar luz verde a la reforma. Con todos los demás grupos en contra. Es un consuelo.