Este sábado 22 febrero 2014 Lucía Méndez titula Paco Granados y el ‘pudoricidio’ su columna de opinión en El Mundo.
Hace un par de años el escritor Miguel Dalmau publicó un libro original y turbador. Lo tituló El ocaso del pudor, un amplio análisis histórico y extraordinariamente documentado sobre la muerte de ese sentimiento de vergüenza -pudere en latín- que constreñía a nuestras abuelas y del que carecen por completo las mujeres de hoy. Dalmau habla de la extinción del pudor femenino y acuña el concepto «pudoricidio» como expresión última de la exhibición sin tapujos de la intimidad en la galaxia internet, en la publicidad y en las televisiones.
Añade:
El último caso de impudor se llama Francisco Granados, un político del PP muy simpático que durante años ha impartido lecciones de honestidad en los platós. El entrañable Paco iba para lobo del Ibex 35 y hubiera podido llegar a ser un Warren Buffett si la Alcaldía de Valdemoro no se hubiera cruzado en su camino. A sus 32 años -los que tenía en 1996, año en el que dice que abrió la cuenta- ya tenía más de un millón de euros en Suiza.
Y concluye:
Paco ha dimitido no por un arrebato de vergüenza o de decoro, sino porque se siente linchado por sus enemigos del PP, que no soportan su popularidad entre la militancia y lo mucho que le admiran sus espectadores de televisión. Algunos de sus amigos periodistas han asumido la tesis del expansivo Paco. Es muy raro, dicen, que precisamente ahora se descubra su cuenta en Suiza. Es tal la desenvoltura y el descaro que quizá el catódico Paco abra un consultorio sobre ética y política en Astrocanal.
