Este sábado 22 febrero 2014 la tercera del diario ABC la ocupa un artículo de Javier Reverte titulado Dormir con el diablo.
Algunos días, al abrir los periódicos, nos asalta una suerte de temblor en la conciencia, un sobresalto ético, una especie de «tsunami» moral. A menudo, mientras desayuno y comienzo a ojear la prensa, siento que la mesa de mi despacho huele a podrido. Años atrás, cuando yo era un aprendiz de periodista, leía los periódicos siguiendo el orden de las secciones: internacional, nacional, economía, deportes, cultura, sociedad… Pero ahora parece que habrá que cambiar ese sistema de clasificación de las informaciones. Porque en la mayoría de las secciones domina, con frecuencia, un reconocible tufo que impregna y enturbia todo: la corrupción. Pronto tendremos que leer los periódicos de otra manera. Por ejemplo: corrupción en el mundo, corrupción en Europa, corrupción en España, corrupción en la economía, corrupción en deportes, corrupción en sociedad y corrupción en cultura. No sé si se salvarán los espectáculos y la agenda.
Añade:
Como bien nos enseñó Billy Wilder, cuando la tentación vive arriba nadie puede decir de este agua no beberé, sobre todo si ese agua lleva un vestido volátil como el de Marilyn. Pero si la tentación está lejos, es mucho más sencillo no caer en el pecado. ¿Qué impide cambiar las leyes y apartar de nuestro lado la incitación a morder el cebo?
Y concluye:
A muchos nos fatigan las cabeceras de los telediarios en donde las primeras imágenes que vemos son, o bien las de un imputado sonriente entrando en un juzgado, o bien las de un juez preocupado saliendo con la cartera repleta de folios. No soporto los desfiles por las pasarelas de los tribunales, sean de aristócratas, políticos o de chorizos de tres al cuarto quienes los protagonicen. Y no deseo que mi única alternativa en la vida sea que alguien llegue a mi precio o que tenga que habituarme a dormir con el Diablo.
