Nos adelantaron el carnaval y nos sirvieron como aperitivo dos farsas. Primero los etarras con su chirigota de entrega de armas, donde solo faltaba un tirachinas y un matasuegras en el bodegón, y luego Jordi Evole quien convenció a una troupe de comparsas para escenificar su pendejada. No encuentro palabra mejor en nuestro idioma que esa expresiva palabra argentina para calificar el sainete y a sus participantes. Consiguió una gran audiencia, enhorabuena, y dio medida exacta de su concepción del periodismo.
Lo del “Follonero” tiene una trascendencia muy limitada. Entra en gustos y va en caracteres. A mí gracia no me hizo ninguna. Amén del tenso recuerdo personal, la frivolización de aquel momento donde el miedo volvió a instalarse en el corazón de España no me parece motivo de broma. Pero tampoco es cosa de ponerse dramático. Aunque hubo quien se tragó, como buena y coincidente con su empanada conspiratoria, la bufonada, clamaba por las redes y hasta puede que prepararan declaraciones políticas y mociones parlamentarias. Pero para uno se queda en lo dicho, una, y acepto que exitosa, pendejada.
Lo de los etarras es peor e infinitamente más doloroso. La parafernalia de las capuchas sanguinarias y esos tipos que se han traído hasta de Sri Lanka para enseñar cuatro pistolas, hacerse unas fotos y luego volver a llevárselas en una caja es un nuevo insulto a la memoria de cerca de 900 inocentes asesinados por la banda terrorista. Aunque opino que en esta ocasión la escenificación ha sido tan grotesca que la propaganda les ha salido por la culata. A ellos y a sus cómplices lo ha retratado aunque se tapen como siempre la cara y a otros, como a Urkullu, que se apuntaron al timo, el esperpento les ha dejado en una posición más cercana al ridículo que a ninguna otra cosa.
Son carnavales. Y hoy comienza el Debate sobre el Estado de la Nación. Con el mínimo residuo que aún mantengo de optimismo espero, aunque desespero, que tales títeres u otros similares no sean la imagen que nos ofrezcan también en sede parlamentaria. Pero casi me apuesto algo a que ya tienen preparada alguna astracanada para aderezar su tramoya y lograr foto de portada. La situación de España, de “Estepais” como lo mentaran el ochenta por ciento de las veces los vergonzantes que a él se refieran, parecerá un motivo secundario. Lo que importa y a lo que se va es a obtener un buen share. Electoral, claro.