Este martes, 25 de febrero de 2014, Javier Benegas escribe en Vozpópuli una columna titulada ‘España como Venezuela’ en la que arranca diciendo:
Radical. 3. adj. Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático. Así define la Real Academia Española en una de sus primeras acepciones ese término que, equivocadamente y de manera intencionada, se aplica de forma peyorativa a quienes oponen una feroz resistencia a regímenes que, como el nuestro, se travisten de democracia por la vía de una -por decirlo suavemente- imperfecta legitimidad de origen e ignorando la legitimidad de ejercicio
Añade que:
No es de extrañar, pues, la bochornosa cobertura que están dando los grandes grupos informativos de todo cuanto sucede en estos días en Venezuela. En especial, ese ente público, pagado con dinero de todos, que es Radio Televisión Española. Y también que, en el caso de Ucrania, se haya abusado del término «radicales», en su sentido peyorativo, para referirse a quienes se han dejado matar para tumbar a un régimen corrupto y mezquino.
Y concluye:
Existe, pues, gran preocupación porque nos volvamos «radicales» según la definición de la Real Academia Española; esto es, partidarios de las reformas extremas, muy especialmente en sentido democrático, tal y como sucede hoy en Venezuela.