Cuando Pinochet gobernaba Chile, no había semana sin que saliese en TVE y El País cualquier incidente en las calles del país. En cambio de las revueltas populares en Venezuela nos tenemos que enterar por Twitter o Facebook. (@pfbarbadillo)
El desprestigio de la prensa de papel de pago es imparable por tres factores: las nuevas tecnologías; el precio; y el propio comportamiento de las redacciones y los editores, que no paran de dispararse en los pies y pierden ocasiones para cumplir su finalidad, que es informar.
Por ejemplo, llevo leyendo desde hace meses que la mitad occidental de Ucrania es pro-europea y la mitad oriental pro-rusa, pero ningún periódico español ha publicado un mapa del país hasta ahora (El Mundo lo hizo hace unos días, y aparecía la república checoslovaca, que no existe desde 1993). Los que he visto me llegaron por Twitter.
Ahora, sobre la rebelión popular contra el gobierno socialista de Maduro en Venezuela, hay mucha menos información que sobre Ucrania. ¿Cuántos descendientes de españoles viven en Ucrania?, ¿con qué país tiene mayores relaciones económicas España? Como escribo arriba, en los años 80, no había semana en que El País, Diario 16, El Periódico de Cataluña, la SER, RNE y TVE no sacasen cualquier tipo de protesta, incidente, manifestación y discurso de la oposición contra el régimen de Augusto Pinochet. Ahora que en Caracas y otras muchas ciudades los escuadrones de la muerte y las bandas de la porra bolivarianos tirotean, apalean y saquean, los medios supervivientes apenas le dan importancia o si lo hacen en una menor proporción que Ucrania. No se cubren ni las manifestaciones de los venezolanos antichavistas en España.
¿Por qué?
Las explicaciones para mí son las siguientes:
-La presencia en España de una colonia prochavista, que aparte de tener compromiso ideológico con un régimen socialista, corrupto y asesino, cobra de Caracas.
-La flojera de la prensa acusada de ser de derechas (ABC, La Razón, La Vanguardia, El Mundo, El Correo Expañol, El Norte de Castilla…) que no quiere entrar en el combate de ideas, que está más cómoda sin tener que definirse en el eje izquierda-derecha, en definitiva, que no quiere enfrentarse al Imperio Progre.
Cuando en junio de 2012, el Congreso paraguayo aplicó sus atributos constitucionales y destituyó al presidente Fernando Lugo (al que abandonaron sus aliados liberales), ABC dio información más cercana a las versiones chavistas que a la defensa de la Constitución y la libertad. Y de El Mundo no hablo porque me cabreo.
-Pero creo que hay una tercera explicación que tampoco podemos desechar, y es la presencia de grandes empresas españolas en Venezuela (Santander, Telefónica, BBVA, Acerinox, Iberdrola, Mapfre, Duro Felguera, Mondragón, Prisa…). Raúl del Pozo ya acusó a Mariano Rajoy de hacer que las empresas del Ibex retiren publicidad o se la nieguen a los periódicos que publican noticias o columnas moestas.
A mí no me sorprendería que, vistos el gusto con que el chavismo recurre al «¡Exprópiese!» y las amenazas rutinarias a las empresas de los conquistadores, haya habido directores de comunicación que hayan llamado a los editores y directores para sugerir que no den mucho bombo a esas protestas populares, no sea que el régimen socialista sobreviva y se vengue en los españoles.
Y mientras tanto a los venezolanos que se juegan su vida por su libertad, que les vayan dando. Y también a los lectores españoles. ¡Por un tuit de Luis del Pino me entero de que 82 periódicos de 11 países hispanoamericanos difundirán una página sobre la rebelión en Venezuela! Vergüenza para la prensa española.
El viernes 7 de marzo ésta fue la cobertura de los periódicos editados en Madrid: El Mundo: 5 págs para Ucrania, media para Venezuela. El País: 5 y media para Ucrania y ninguna para Venezuela. ABC: 4 para Ucrania y un quinto de página para Venezuela. La Razón: 4 para Ucrania y ninguna para Venezuela.
CODA: El último informe estratégico del Real Instituto Elcano, que el PP deja que siga mangoneado por progres y socialistas, no dice NADA sobre los peligros del populismo socialista en Hispanoamérica, lo mismo que de Ucrania. Su propuesta más sesuda, seguramente aportada por Carlos Malamud: que dejemos de usar los términos Hispanoamérica e Iberoamérica y nos limitemos a América Latina.
