Este martes, 11 de marzo de 2014, Jaime González escribe en ABC una columna titulada ‘El santo Job’ en la que arranca diciendo:
Si Job hubiera tenido que sufrir el peso del silencio mariano, apuesto a que no habría sido santo. Porque una cosa es derrochar templanza para aguantar las perrerías del diablo y otra bien distinta tener que soportar, sin perder los nervios, la desesperante cachaza de la que hace gala el presidente del Gobierno.
Añade que:
Rajoy ostenta la plusmarca mundial de apuramiento de tiempos. Campeón de las distancias largas, su particular manera de despachar las urgencias ha disparado entre los suyos el consumo de ansiolíticos
Y concluye:
Con Rajoy, Job no hubiera sido santo, porque el peso de su silencio hace imposible la paciencia y la templanza