Este viernes, 14 de marzo de 2014, Pablo Planas escribe en Libertad Digital una columna titulada ‘14-M, el funeral de la democracia’ en la que arranca diciendo:
El 14 de marzo de 2004 el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones con 11.026.163 votos, el 42,59%, y 164 escaños. El PP, cuya cabeza de cartel era Mariano Rajoy, obtuvo 9.763.144, un porcentaje del 37,71 y 148 escaños. Los socialistas habían logrado 39 escaños más que cuatro años antes; los populares habían perdido 35. En los tres días que siguieron a los atentados del 11-M se había consumado un vuelco espectacular.
Añade que:
Hasta el ataque terrorista, las encuestas apuntaban a la victoria del PP, cuya campaña discurría por los derroteros propios de su candidato, poco interesado en batirse en el cuerpo a cuerpo con el candidato socialista, uno de cuyos eslóganes era «ZP, Zapatero Presidente».
Y concluye que:
La sorprendente capacidad de improvisación del PSOE convirtió aquel 13 de marzo en un momento crucial de la historia de la democracia en España, como el 23-F o el 13 de julio de 1997, cuando Eta asesinó a Miguel Ángel Blanco tras un secuestro de dos días. La situación era excepcional.