Este viernes, 14 de marzo de 2014, Antonio Martín Beaumont escribe en El Semanal Digital una columna titulada ‘Así logró Fernández Díaz reconciliar a Pedraza y Manjón para el 11-M’ en la que arranca diciendo:
La masacre del 11-M permanecerá para siempre en la vida de las víctimas, claro, pero ha ido diluyéndose en el seno de la sociedad. Por eso tienen todo el sentido los homenajes: para que cobren valor los principios a los que apela un Estado democrático digno.
Añade que:
Pues bien, frente al mal uso del recuerdo que se ha venido haciendo desde entonces, Jorge Fernández Díaz ha tenido el acierto de apostar, por primera vez, por la unión de las principales asociaciones de víctimas, la AVT de Ángeles Pedraza y el colectivo presidido por Pilar Manjón, para cerrar recelos, heridas y agravios. Insisto: todo un acierto.
Y concluye que:
Este nuevo clima, el de «todos juntos», firmado de puño y letra (sin alharacas) por el equipo de Fernández Díaz desde el palacete de Castellana número 5, contribuye a superar el trauma de unos atentados que, además de llevarse por delante 192 vidas y marcar sus heridas en miles de personas, dividió a España en dos mitades viscerales.