Este 18 de marzo de 2014, Federico Quevedo escribe en El Confidencial una columna titulada ‘¿Se pueden ganar elecciones bajando impuestos?’ en la que arranca diciendo:
El Gobierno cree que si. De hecho, la reforma fiscal que entrará en vigor en enero de 2015 es la gran apuesta de Mariano Rajoy, junto a una economía que para entonces ya habrá dado síntomas claros de mejora y de creación de empleo según las previsiones del Ejecutivo y de la mayoría de los expertos y organismos nacionales e internacionales.
Añade que:
El problema es que sus deseos no coinciden en el tiempo con la necesidad. Me explico: a pesar de la dureza del ajuste, la economía española no ha conseguido embridar el déficit público y si no se va a cumplir con el objetivo de déficit de 2013 -aunque sólo sea por un par de décimas- difícilmente la Unión Europea va a bendecir una rebaja de impuestos que pueda poner en peligro la consecución futura de los compromisos sobre déficit público.
Concluye que:
Oficialmente la reforma tributaria se va a presentar en junio, es decir, que el Gobierno tiene tres meses para trabajar en una propuesta que le devuelva la credibilidad perdida en buena parte de sus votantes, y no sólo por una cuestión electoral