Este 24 de marzo de 2014, Antonio Casado escribe en El Confidencial una columna titulada ‘Suárez, su lección y nuestra deuda’ en la que arranca diciendo:
En el mensaje le puse a Suárez Illana este viernes -por su boca acabábamos de saber que la llamita se consumía en la frente del presidente-, que él y su padre nos habían dado una lección. Y me respondió: «Lección, la suya. Lo mío es deuda»
Añade que:
Quiere el comentarista centrar al personaje en el periodo transcurrido entre su nombramiento como presidente, a primeros de julio de 1976, y la intentona golpista del 23 de febrero de 1981. Son los cinco años en los que se agranda la figura de Adolfo Suárez con carácter retroactivo.
Concluye que:
Ahí se reconoce al hombre de Estado que fue. Nada que ver el ministro secretario general del Movimiento de antes del verano del 76. Ni con el líder del CDS posterior al desplome centrista de 1982.