Este 24 de marzo de 2014, Eurico Campano escribe en La Gaceta una columna titulada ‘El actor de un guión ajeno’ en la que arranca diciendo:
Adolfo Suárez fue el actor de un guión que escribieron otros. Me refiero, sobre todo, a Torcuato Fernández Miranda. Tan sólo a él y a ningún otro puede adjudicarse la auténtica paternidad de la Transición
Añade que:
El edificio final habrá podido gustar o no, o ser visto de diferente manera con la óptica del tiempo. pero su arquitectura no cabe atribuirla a nadie más.
Concluye que:
Con la muerte de Adolfo Suárez se cierra el último círculo. Veremos por dónde comienza el siguiente.