La Marea de Pérez Henares

El linchamiento de Cañete

Cañete pecó de soberbia y de arriolismo en el debate y lo pagó. Su desafortunada y rancia frase al día siguiente supuso un nuevo tropezón. Elena Valenciano ha salido reforzada y ha logrado una mejora en su imagen, ante todo entre los suyos. Esto es lo obvio y lo objetivo. Pero resulta que la frase de marras del candidato popular «Si en un debate con una mujer haces un abuso de superioridad intelectual pareces un machista” ha servido para lanzar a un desaforado vendaval propagandístico y elevar un inmenso griterío de “machista, machista” que se ha convertido en la idea fuerza y el motor de la campaña del PSOE. Y eso ya es otra cosa, se llama agitación y propaganda, el reconocible agitprop, con el que la izquierda se ha lanzado a un linchamiento mediático del personaje, exigiendo hasta su cese y queriéndolo hacer aparecer como un monstruo del averno y el enemigo publico número de la mujer.

Que el señor Arias Cañete parece, en efecto, un señor bastante “antiguo” y que puede calificarse su expresión de machista, pues sí, pues bueno. Imagino que tal consideración también puede aplicarse y con motivos mayores al señor Eguiguren, presidente del PSE, condenado por malos tratos a su ex esposa o al vicepresidente de la Junta, señor Valderas que para referirse a una consejera como “la de las tetas gordas” . ¿O es que, si está amparado por siglas de izquierdas, el machismo tiene bula e indulgencia plenaria?. ¿Es prueba de cargo para pasar a todos los que en pecado o asomo incluso del monstruo del machismo han caído por el pelotón de fusilamiento mediático? ¿O solo ajusticiamos a Cañete?

Si nos ponemos estupendos y la acusación de machismo, según la vara de medir del feminismo, la convertimos en listón, vamos a pasarla casi nadie y no solo los varones sino también un alto porcentaje de mujeres. Vamos que ni siquiera la propia señora Valenciano cuando dijo aquello que por el voto estaba dispuesta a desnudarse o esas “fremen” que hacen de la exhibición de sus tetas su presunto alegato contra el aborto. ¿No es ello un comportamiento sexista?. Pero, por lo visto va por barrios, Alfonso Rojo no le puede llamar gorda a Ada Colau pero Elena valenciano si le puede llamar feo a Ribery el futbolista. Que guapo no lo es, me parece pero la cuestión es si le puede llamar así o si ya no se puede señalarle a nadie que anda sobrado de arrobas. Y menos si es una señora. Llegados a tal debiéramos concluir que en el lenguaje políticamente correcto no existen ni la fealdad ni la gordura. Que todos, a lo que hay que añadir de inmediato para no caer en el pecado, ..y todas, son flacos y flacas y guapos y guapas.

Una campaña electoral supone excesos y lleva como aditivo imprescindible la propaganda más pedestre y la demagogia más descarnada, pero sobrepasar ciertos límites puede resultar contraproducente y en el intento de sacar ventaja de un tropezón desproporcionarse hasta terminar por provocar efectos contrarios. Y algo así está sucediendo. La campaña europea socialista centrada ahora en la destrucción civil del candidato rival acusado de tan nefando crimen está llegando a peligrosos paroxismos. El último la gravísima acusación realizada por el líder socialista aragonés de que “Cañete y el PP quieren llevar a Europa a los tiempos del nazismo y el fascismo, en el peor sentido de la palabra”. Tan enorme dislate y terrorífica imputación no tiene por lo visto tacha alguna como si de algo templado, natural y de “buen rollito” se tratara. De nuevo la bula como capa élfica con que la izquierda logra que los disparates propios se conviertan en invisibles mediáticamente mientras que los contrarios se amplifican y agigantan hasta superar a ese dinosaurio argentino recién descubierto de cien toneladas. Cañete, claro.

El linchamiento a Miguel Arias Cañete va a proseguir lo que resta de campaña y quizás le persiga de por vida en ciertos foros. Pero su desmesura puede acabar por volver cañas en lanzas. Porque el fallo y el desliz son ciertos, pero no pueden de golpe borrar todos los hechos y verdades. Como gestor y ministro, sus logros son importantes. Y aún más por serlo donde sus antecesores socialistas cosecharon los peores fiascos y nos dejaron inermes y entregados. Su negociación de la PAC supuso 47.000 millones para España y que siguiéramos siendo perceptores netos de recursos. Los hechos, aquí y en muchas cosas, le avalan y le indican como alguien valioso en defensa de nuestros intereses en Europa. Que de eso se trata. Y ese es también, y lo es antes que nada y para lo que nos interesa, el señor Arias Cañete. Criticarle sin excusas es necesario. El linchamiento es otra cosa. Eso propaganda pura, dura y torticera. El griterío en redes y tertulias puede parecer torrencial pero en las urnas quedarse en un hilillo.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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