Este 20 de mayo de 2014, Pablo Planas escribe en Libertad Digital una columna titulada ‘Cervantes, Colón y ahora Pizarro: los nuevos catalanes’ en la que arranca diciendo:
La manipulación del pasado es uno de los rasgos patológicos característicos del nacionalismo, así como un fundamento irracional imprescindible para aceptar pulpo como animal de compañía y que Cataluña es «una nación europea ya desde el imperio carolingio», que es como empieza el programa con el que CiU concurre a estas elecciones europeas.
Añade que:
Lo de que Cervantes era catalán y se apellidaba Servent o que Colón también lo era, y sobrino nada menos que de un presidente de la Generalidad, no son leyendas urbanas ni rumores que difunda el departamento de bromas del CNI para desacreditar a los promotores del proceso
Y concluye que:
En Barcelona hay historiadores considerados gente cabal que no sólo sostienen lo de la inequívoca y absoluta catalanidad del autor de El Quijote y el descubridor de América, sino que hallan cada semana nuevas pruebas de que prácticamente todos los grandes genios de la historia habrían sido del país, como el fuet
